“Los venenos de la inteligencia” que acechan a toda persona

Los griegos enseñaron a pensar, descubrieron la razón, la lógica, el discurso reflexivo, herramientas esenciales para escapar de fanatismos, de creencias sin fundamento, de los engaños de charlatanes, de demagogos, de traficantes de ilusiones.

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Donald Trump. Foto AFP

Por El Diario de Hoy

2020-11-17 7:22:49

“Los venenos de la inteligencia” es el título de un libro en la biblioteca de nuestro fundador, una obra que expone todo aquello que afecta el pensamiento como son las drogas y el tabaco, a lo que nosotros agregaríamos fanatismos, actitudes sectarias, la demagogia de muchos políticos, el racismo en sus dos extremas variantes, la de “black lives matter” y los “white supremacists”, que han llevado a desórdenes sin precedentes, destrucción de monumentos, forzados intentos de reescribir la historia del mundo.
Un joven conocido nuestro preguntó a su padre si en algún momento de su vida consumió drogas, a lo que éste respondió que, a Dios gracias, nunca lo hizo, pero la pregunta lo dejo pensando en cuál sería la mejor forma de exponerle lo que era ese sórdido mundo, la tragedia en que caen no sólo los drogómanos, sino también los fanáticos, los que entregan su ser a esos “venenos de la inteligencia”.
Después de reflexionar un par de días, le dijo lo siguiente: los romanos enterraban a sus muertos en galerías subterráneas, las que con el tiempo se transformaron en una red intrincada, galerías que fueron utilizadas por los primeros cristianos para escapar de persecuciones, reunirse y llevar a cabo sus ceremonias, con las que fueron formando su propia liturgia.
En la actualidad esas catacumbas están abiertas al turismo, como las de San Calixto, muy cerca de Roma. Antes de bajar se hace una advertencia: tengan mucho cuidado y no se separen del grupo, pues de hacerlo pueden perderse, no encontrar la salida, exponerse a quedar dentro hasta que se logre encontrarlos, lo que no siempre está asegurado que va a suceder.
La primera precaución, en estos tiempos, es llevar consigo un celular con carga…
El mundo de la droga, de los fanatismos, asemeja las catacumbas: quien entra no sabe en cuál de los túneles va a terminar perdiéndose pues las variantes son inconmensurables. Pero sobre esa tragedia se cierne la realidad más dura: solo en contados casos se encuentra la salida de los laberintos, volver al mundo de la realidad…

“Nada en exceso” predicaban los griegos, el pueblo que descubrió la razón

Una primera advertencia para no caer en las garras del vicio la hicieron los griegos: nada en exceso. Es muy placentero tomar una copa de vino o una cerveza, pero sin sobrepasar la medida.
En cuanto las bebidas más fuertes, éstas deben dejarse para los fines de semana y fijar límites, pues “el trago antes de la cena” es una forma de alcoholismo; se da el caso de que esas personas sufren de diablos azules, delirium tremens, cuando los internan en una clínica y de golpe quedan sin esa letal dosis de alcohol.
Lo de la copa de vino al día por los supuestos beneficios que acarrea a la salud es siempre peligroso, más cuando se dejan esas copas para tomarlas todas juntas el sábado por la noche…
El alcohol ingerido siempre entraña riesgos.
Los griegos además enseñaron a pensar, descubrieron la razón, la lógica, el discurso reflexivo, herramientas esenciales para escapar de fanatismos, de creencias sin fundamento, de los engaños de charlatanes, de demagogos, de traficantes de ilusiones.
En mayor o menor medida la gente sensata, con los pies en la Tierra, logra vencer tentaciones mal sanas, cuida de su alma, cuida de su cuerpo y su entorno, lo que encontramos en toda clase de personas…