Herida mortal a la propiedad privada en El Salvador

Muy obedientemente la hoja de ruta tiránica y confiscatoria de los antiguos partidos comunistas del Hemisferio está sirviendo de manual no solo para Ortega, sino para sus discípulos en la región.

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Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / Pixabay.com

Por El Diario de Hoy

2021-11-24 8:34:23

A la caída de Somoza en 1979, los “sandinistas” armaron su gran “piñata”, consistente en robar las propiedades de personas vinculadas al régimen depuesto aunque se tratara de bienes de alguna familia que ocasionalmente hubiese tenido tratos con el somocismo. Un similar atropello se registra en la novela de Boris Pasternak, Dr. Zhivago, cuando los bolcheviques se apoderan de la casa del protagonista y proceden a asignarse viviendas, dejando al dueño sólo una de las buhardillas, lo que hace que éste huya y se refugie en una propiedad rural.

Robar propiedades ajenas “en nombre” del pueblo, el partido, la “causa robolucionaria”, lo que sea, es la ruta hacia el desastre y el eventual colapso de una economía, pues hiere el derecho de propiedad, el derecho esencial de la democracia y lo que sostiene la libertad individual.

La crisis económica que atraviesa Nicaragua, un narcoestado, ilustra las consecuencias infernales de esos procederes, como es también el caso de Cuba, donde el robo de los bienes ajenos fue el inicio de la tragedia que continúa.

Chávez, el artífice de la catástrofe humanitaria y económica de Venezuela, tenía como palabra mágica “exprópiese” a su antojo, como se muestra en varios videos de la época. Tales expropiaciones de quehaceres y bienes ajenos solo afectaban lo material —las paredes y bienes de una propiedad—, pero no podían acarrear con el conocimiento, la experiencia o el papel que en un país ejercían sus dueños. Este régimen de autoritarismo y despojos hundió en el desmadre a Venezuela, donde la gente en su gran mayoría tiene que suplementar lo que come hurgando en basureros, como los indigentes en las urbes de todo el mundo.

Los últimos meneos de Maduro, el sucesor de Chávez, van dirigidos a lograr dos objetivos: una especie de amnistía para él y sus secuaces, como escapar de lo que ya fue notificado: un proceso abierto en contra de su régimen en la Corte Penal Internacional, noticia que le sirvió el mismo Fiscal del alto tribunal.

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La hoja de ruta está trazada por los viejos manuales totalitarios

Estos despojos y arbitrariedades sólo siguen el guion de los partidos comunistas y del chavismo en el Hemisferio, en alianza con el bajo mundo. Robar, confiscar, expropiar es lo esencial de lo que pregonan participantes en el infame “Foro de São Paulo”, que en una ocasión tuvo una reunión en San Salvador a la que, entre otros, asistió el simpático brasileño Lula da Silva, condenado a nueve años y seis meses de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.

Aunque los regímenes no se proclamen socialistas, para mantener dormidos a los pueblos van instaurando poco a poco un totalitarismo que, llegado el momento, dispone de la libertad y la vida de los ciudadanos, así como de sus propiedades, como en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Mostrarse ajeno o en contra de ellos puede ser sólo parte de una estrategia para no asustar a las masas de incautos, pero no hay que olvidar que uno de los oscuros figurones comunistas tiene un lugar privilegiado en el grupo en el poder.

Lo decretado por la legislatura para caer encima de lo ajeno con solo presentar un escrito a un juez es un golpe de muerte a la seguridad jurídica, a la inversión, a escapar del acelerado empobrecimiento de El Salvador, lo cual se agrava ante la ausencia de un sistema judicial independiente desde el golpe del 1 de mayo.

La nación rumbo al despeñadero...