La canciller Angela Merkel fue distinguida con la Gran Cruz de la Legión de Honor por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, un suceso que fortalece a la Unión Europea y destaca la devoción del cuerpo a los nobles principios de la Civilización Occidental.
Francia contra Alemania, Inglaterra contra las potencias europeas, Rusia la sombra sobre el conjunto... desde la caída del Imperio Romano en el siglo V después de Jesucristo, las invasiones bárbaras generaron el surgimiento de los diversos imperios y reinos que se disputaban la hegemonía a través de cruentos conflictos, a los que se suman las depredaciones de los mongoles en las estepas y el cruento episodio de Atila el Huno lidereando bandas magiares que terminaron asentándose en Hungría, la que luego formó parte del Imperio Austro-Húngaro.
Atila fue degollado por una joven esposa, Ildiko, que vengó el asesinato de su padre por el señor de la guerra.
Hasta el siglo V Roma marcó sus fronteras con los pueblos bárbaros con dos grandes ríos: el Rin y el Danubio. A lo largo de esas barreras fluviales, fortines romanos impedían que los bárbaros, predominantemente godos y visigodos, cruzaran el río e invadieran Italia y las dos Galias.
Pero en el año 410 después de Cristo “y como consecuencia del cambio climático” —frase tan de moda en este momento— el Rin se congeló y masas de bárbaros invadieron y tomaron posesión de los fértiles territorios.
Las rivalidades culminaron con las dos guerras mundiales, espantosos episodios que causaron millones de víctimas, destrucción, el reparto de territorios alemanes al final de la Segunda Guerra, la destrucción ordenada por Truman, Churchill, de un país vencido...
Poco tiempo después del término de las hostilidades, un canciller francés, Robert Schuman, viajó a Alemania para proponer a los vencidos el inicio de una época de paz, dar fin a las rivalidades que tanto dolor y horror causaron en siglos previos.
Eso marcó el nacimiento de la Unión Europea y la reconciliación entre enemigos históricos, de lo que se venía arrastrando desde la invasión de los bárbaros.
A la propuesta de Schuman se adelantó un visionario, que hizo el mismo planteamiento al Dr. José Gustavo Guerrero antes que irracionales disputas sembraran la discordia que llevó al fin de la “Belle Epoque”, el final de un largo periodo de paz en cierta manera impuesto por Inglaterra, paz surgida del predominio de la Reina Victoria, abuela de todos los reyes europeos de entonces que no pudieron o lograron detener las jaurías dentro de sus ejércitos.
Al final de la Primera Guerra Mundial prácticamente todos esos reyes perdieron sus coronas.
No hay guerras entre democracias, pero las dictaduras amenazan...
Desde la constitución de la Unión Europea no se ha producido un conflicto entre dos democracias, pues los ciudadanos se opondrían a tal truculencia, además del costo que esas movilizaciones, armamentismo, tienen sobre el bienestar general.
Pero cuando una o ambas partes de territorios colindantes es una dictadura, los conflictos y las carnicerías estallan, como ocurre actualmente en África, entre Etiopía y Tigray, poco más de un año desde que el Parlamento noruego concediera el Premio Nobel de la Paz al presidente etíope.
El Parlamento noruego brilla adjudicando esos premios, pues Arafat, Carter, Santos, Obama los han recibido.
No se han dado guerras, son impensables, entre democracias, pero China comunista amenaza con la guerra a Taiwán, una sólida y próspera democracia, como Norcorea a Corea del Sur...