¿Podrá la democracia, el esplendoroso fruto de la civilización cristiana, sobrevivir la era de crecientes dictaduras en el mundo?
Argentina es un caso de una nación que ha caído —o se debe decir recaído— en el autoritarismo, como corre peligro de suceder en Chile, es la creciente tragedia de Turquía, está pasando en España con Pedro Sánchez (aliado con las peores formas de extremismo), amenaza a Colombia y es una sombra sobre Italia.
La narcodictadura venezolana, en parte apadrinada por el PSOE de Zapatero —un individuo que viene revolviendo la política española desde la derrota del Partido Popular lidereado por José María Aznar—, se ha encargado de sabotear los esfuerzos de muchas naciones iberoamericanas por preservar sus democracias, como es el caso de Brasil, donde un corrupto “socialista del Siglo XXI”, Lula da Silva, pretende llegar nuevamente al poder, en parte por las torpezas de Bolsonaro, que ha manejado con total inepcia el brote de la pandemia del covid, “ninguneando” la existencia del virus...
El caso más grave es el ataque lanzado por Donald Trump, un demagogo con las características de don Adolfo en la Alemania de las décadas de los Treinta y Cuarenta, que para permanecer en el poder incitó un ataque a la propia sede del Congreso de los Estados Unidos, además de pretender que se alteraran los resultados de las elecciones en muchos estados.
Trump aspira a presentarse como candidato a un puesto del Senado, siempre, como es el caso en nuestro pobre “mundo mundial”, como dice el bachiller, apoyado en masas de incautos...
En España, como en el Triángulo Norte de Centroamérica, en Hungría y entre los musulmanes, se pretende supeditar la justicia al control del poder, que los jueces, al estilo de Nicaragua, resuelvan siguiendo las directrices del dictador.
Un axioma dice “no temas a la ley, teme al juez”, más cuando antes de la primera audiencia los jueces tienen ya listo el fallo, lo que deja a merced de intereses oscuros el destino y los bienes de la gente al margen de las mafias que controlan, disponen, amenazan, atropellan, asesinan.
Los sombríos panoramas que amenazan la racionalidad y la libertad
El Orden de Derecho es la protección del pequeño, del hombre común, lo que le salvaguarda de las chusmocracias...
Nunca, bien se sabe, hay que bajar la guardia: en Alemania, en Francia, en toda Europa, en muchas naciones de Asia y África, grupos extremistas están continuamente tratando de derrumbar el templo de la civilización, como se ha puesto de manifiesto en ciudades donde se protesta por todo, con fuego y violencia.
Se dice que en Cataluña lanzar piedras, agredir a agentes policiales y dar fuego a sus vehículos se defiende como “libertad de expresión”. Pero manifestarse, unirse para defender derechos esenciales, para denunciar ante el mundo oprobiosas dictaduras como está sucediendo actualmente en Honduras, pasa en Nicaragua y es la única forma de lucha para los birmanos contra su Junta asesina o en Bielorrusia contra Lukashenko, es un arma esencial y con frecuencia la única.
El dictador hondureño Juan Orlando Hernández hasta hace pocos días sostuvo que las acusaciones en su contra de vínculos con el narcotráfico “eran grandes mentiras”, hasta conocerse que su hermano fue condenado a cadena perpetua en Estados Unidos por narcotráfico...
Por esos vínculos con el narcotráfico es que la presidencia Biden ha iniciado una ofensiva en el Triángulo Norte centroamericano, cuya supervisión ha puesto en manos de la vicepresidenta Harris, lo que debe tener muy nerviosos de los nervios a tres personitas de la región....