Toda una serie de maniobras para proteger la corrupción

La gravedad de la situación nacional se mide con el nombramiento de un coronel retirado y especialista en inteligencia como nuevo embajador de los Estados Unidos... cada uno de nuestros lectores debe sacar sus propias conclusiones.

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La Fiscalía investiga destrucción de evidencia y documentos policiales en “Changallito”. Foto EDH/Cortesía

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2018-10-04 9:59:37

La embajadora de Estados Unidos, Jean Manes, ha instado al gobierno a que traiga a Funes para que responda ante la justicia por la acusaciones de una multimillonaria corrupción que pesan sobre él, varios familiares y exfuncionarios.

Son 351 millones de dólares del erario cuyo desvío y lavado se atribuye a Funes y a los demás durante el primer gobierno del FMLN (2009-2014).

Estados Unidos hace estos reclamos debido a su compromiso de ayudar a El Salvador en su lucha contra la corrupción, algo que todos debemos agradecer, principalmente a la embajadora Manes, que concluye su misión y se ha ganado los corazones de los salvadoreños.

Los únicos que no lo agradecen son los corruptos a los que les aterra que los procesen y les quiten los bienes y cuentas mal habidos y por eso protestan contra el “imperialismo” y gritan que “lo conquistado no se entrega”, que es lo mismo que “lo robado, robado se queda”.

Lo anterior se comprueba con la serie de maniobras para evitar que los involucrados en el caso sean capturados y juzgados.

De hecho, el Fiscal General, Douglas Meléndez, reveló que las gestiones para que la Policía Internacional (Interpol) localice y traiga a Funes se han frustrado porque, convenientemente, su filial local no presentó toda la documentación requerida. A esto se agrega que un tribunal permitió que la exesposa de Funes, Vanda Pignato, también procesada en el caso, esté en arresto domiciliar mientras se le enjuicia, aunque ya otro juzgado advirtió que ella representa un inminente peligro de fuga.

En esto hay que recordar que la mayoría de los involucrados huyó una vez se emitieron la órdenes de captura en su contra, como si alguien los hubiera prevenido que iban por ellos.

Al propio Funes los mismos del partido oficial le aconsejaron huir a Nicaragua, donde el régimen masacrador de Ortega le tenía listo el asilo político, aunque las leyes internacionales no permiten otorgárselo a los acusados de corrupción.

Miren al embajador nominado y saquen sus conclusiones

Estos hechos equivalen a enviar una señal a los ladrones y lavadores de que en El Salvador y Nicaragua no tienen de qué preocuparse.

Pero la gravedad de la situación nacional, con un gobierno apoyando a la dictadura venezolana, las denuncias del intento de ceder parte del territorio para el establecimiento de una base militar china, la paralización del nombramiento de magistrados probos en la Corte Suprema, se mide con el nombramiento de un coronel retirado y especialista en inteligencia como nuevo embajador… cada uno de nuestros lectores debe sacar sus propias conclusiones.

Es obvio que nadie con la cabeza en su puesto puede ser indiferente al grave problema de la inseguridad y las pandillas, fortalecidas con la tregua facilitada por el régimen de Funes y sus gestiones para ayudarles ante la comunidad internacional.

El combate a la delincuencia y al narcotráfico no es un asunto irresolubre, siempre que haya voluntad de resolverlo.

Ninguna persona de bien es insensible a las tragedias ajenas, a los pobres jóvenes descarriados, a los que por circunsatancias quedan sin educación y por lo mismo sin los medios de ganarse la vida con alguna holgura, aunque hay muchos ejemplos de personas que sufren discapacidades, que logran sobreponerse y salir adelante.

Nunca está escrito el último capítulo de una nación, aunque algunas han quedado tan devastadas por inepcia o maldad, que por siglos quedan en el suelo, como Argentina tras el paso de Perón o Nicaragua con los sandinistas.