Asesinan en Irán a un campeón olímpico para amedrentar a los opositores a la teocracia

“Nunca me enfrenté a un oponente que jugara sucio porque la lucha es un deporte de honor. Pero desde hace dos años mi familia y yo nos enfrentamos al adversario más cobarde de la historia de la humanidad: la injusticia” (Navid Afkari)

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Darwin Cerén sigue siendo una de las figuras del Dynamo. / Foto Por @TheChampions

Por El Diario de Hoy

2020-09-23 9:58:34

La teocracia iraní, instalada por presión de Jimmy “derechos humanos” Carter, ejecutó a Navid Afkari, un campeón olímpico de lucha de 27 años, acusándolo de asesinato, lo que no fue demostrado y que por las señas que hay tiene como objetivo amedrentar a quienes desobedezcan, desafíen, opongan o se rebelen contra el grupo de enloquecidos en el poder.
En Irán las mujeres no pueden mostrar su cabello y las azotan cuando transgreden la norma.
Para poder entrevistar a uno de los ayatolas la cronista Oriana Fallaci tuvo que casarse con su chofer, matrimonio que se disolvió inmediatamente después del encuentro.
La gran cronista, que murió en 2006, escribió un libro en el que expone la condición de la mujer en Irán, que puede resumirse como de una esclava de los hombres, de las reglas impuestas por los ayatolas, de tradiciones bárbaras.
A una mujer la ejecutaron por matar al hombre que la violó, como sucedió a otra pareja que logró escapar de Irán y se ha refugiado en Turquía, acusada de “blasfemia” por publicar fotos de ella sin velo en las redes sociales.
La ejecución del luchador, que es un asesinato, ha provocado la unánime condena de Europa y todos los países democráticos del mundo, al igual que de las federaciones deportivas internacionales.
Antes de ser asesinado, Afkari hizo unas conmovedoras declaraciones, que citamos a continuación: “Si me ejecutan, quiero que sepan que una persona inocente, que intentó y luchó con todas sus fuerzas para ser escuchada, fue ejecutada”.
Al hablar de su condena, Afkari se refiere a la injusticia como la peor lacra, la que faculta a dictadores y mesiánicos a disponer sobre la vida, los destinos, las esperanzas y la mente de otros, de los que consideran sus siervos, los sujetos a sus caprichos, sus actitudes viscerales, sus fanatismos.
“Durante los años que luché nunca me enfrenté a un oponente que jugara sucio porque la lucha deportiva es un deporte de honor. Pero desde hace dos años mi familia y yo nos estamos enfrentando al adversario más cobarde de la historia de la humanidad: la injusticia. Y sin duda, si no podemos contar con vuestro apoyo y vuestra ayuda, todos fallaremos”, dijo en su momento.
Asesinaron a Afkari en Shiraz, una ciudad sin mayor brillo al sur de Irán, distinta en tal sentido a Isfahán, una de las más hermosas urbes del mundo, en cuyo centro hay una enorme plaza flanqueada por el Palacio del llamado “Rey de Reyes”, dos resplandecientes mezquitas donde se jugaba polo y se congregaba al pueblo, reunido en el otro costado.
Pero Shiraz cuenta con una de las maravillas más extraordinarias del mundo antiguo, el Palacio que Darío III hizo construir bajo la dirección de arquitectos, escultores y pintores griegos, un lugar que solo se aprecia en su verdadero esplendor estando allí como es el caso del Acrópolis en Atenas y que sorprende que no haya sido parte de las Siete Maravillas del Mundo.

Pesan sobre la humanidad la perfidia y maldad extremas

El régimen iraní fomenta el terrorismo en el mundo y se le sitúa tras los ataques a las refinerías de Arabia Saudita, financiamiento de grupos violentos en Yemen, detrás de las bandas del Isis que destrozan Siria y es el sostén de Hezbolla, una banda terrorista que opera en Líbano.
Los iraníes atacan los barcos estadounidenses en el estrecho de Ormuz y están gastando enormes cantidades de dinero para desarrollar artefactos atómicos para usarlos contra Israel, además de chantajear a media humanidad. Pero sus principales víctimas son los mismos iraníes.
La maldad, la perfidia extrema, lo diabólico es la eterna maldición sobre la humanidad.