Sindicatos reclaman por robo de pensiones en década efemelenista

“El Estado durante diez años le sacó, le robó, la tasa de interés a los ahorros de los pensionados... Esa ingratitud del FMLN de robarse las tasas de interés, esa idea del ministro Carlos Cáceres de robarle los intereses de los fondos de las pensiones a los trabajadores de que supuestamente ellos defendían ha sido una ingratitud” (Mauricio Choussy en el programa República de Canal 33).

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Cristina Aldama Calles es desde hace dos años la directora de la Cooperación Española en El Salvador. Foto EDH / Oscar Iraheta

Por El Diario de Hoy

2019-11-24 11:27:55

Los sindicatos rojos están montando griteríos para acusar a las AFP del robo de las pensiones, cuando ha sido durante diez años de efemelenismo que se perpetró ese saqueo, como bien lo expuso el economista Mauricio Choussy en televisión.

“El Estado durante diez años le sacó, le robó, la tasa de interés a los ahorros de los pensionados… Esa ingratitud del FMLN de robarse las tasas de interés, esa idea del ministro Carlos Cáceres de robarle los intereses de los fondos de las pensiones a los trabajadores de que supuestamente ellos defendían ha sido una ingratitud”, declaró Choussy.

El saqueo comenzó con el gobierno de Saca, al establecer que el Estado “prestara” de los ahorros de los trabajadores para pagarle a los pensionados del sistema antiguo y por ello ese gobierno y los efemelenistas siguientes pagaron tasas risibles del 1 por ciento, cuando a los acreedores internacionales les pagaban hasta el 6 por ciento o más. Esto sucedió así hasta que recientemente la Sala de lo Constitucional ordenó que se pagaran intereses según el mercado, una disposición que llevó tiempo que el régimen efemelenista acatara a medias y a regañadientes.

Ahora resulta que los trabajadores dejaron de percibir más de tres mil quinientos millones de dólares en intereses, a lo cual se suman seis mil doscientos millones que el Gobierno ha sacado en certificados CIP y estuvieron por agregarse los once mil millones que Cáceres quería incluir en la caja única de su frustrada “reforma de pensiones”. Esta es la razón por la que los trabajadores salvadoreños enfrentan un retiro miserable, tanto por las exiguas pensiones como por la calamitosa situación en que las tres cleptocracias han dejado al país, a nuestro saqueado país.
De allí que cuando una persona que gana mil dólares quiere jubilarse le dicen que no le darán los setecientos dólares que esperaba al menos, sino que sólo le pueden dar doscientos dólares.

Pero los saqueadores del erario siempre buscan un chivo expiatorio, razón por la cual están montando los griteríos y acusaciones contra las AFP y que se olvide lo sucedido en esta década de efemelenismo.

En esto no se debe olvidar el lema clave del comunismo: “Lo conquistado no se entrega”, lo que se refiere a lo que roban, lo que se embolsan. Sólo hay que ver los 351 millones de dólares que la Fiscalía le atribuye a Funes haber sacado, en gran parte en bolsas negras para basura.

Al Estado le tocará resarcir lo que otros se embolsaron

Por ahora no hay más solución que asignar, dentro del presupuesto estatal, partidas para cubrir las necesidades de los jubilados que toca mantener, más considerando que nunca antes las recaudaciones fiscales fueron tan altas como ahora, según se informa, lo que tiene una contrapartida:

El gobierno actual, que pretende tener mano libre para disponer de los dineros del presupuesto de acuerdo con sus prioridades —pretensión que va contra el régimen constitucional del país— debe aterrizar a la realidad, que es lo incongruente de un gobierno rico que gasta a su antojo, conviviendo con grandes sectores poblacionales que a duras penas salen adelante.

No se trata de decirle a nadie cómo debe usar su dinero cuando ese dinero es resultado del esfuerzo propio, sino aplicar el criterio esencial del orden democrático: el dinero de los presupuestos es dinero de la gente, no de los funcionarios, de la presidencia, de las entidades públicas.

La ruta por delante está llena de escollos, peligros, amenazas y locura, una locura que viene afectando a nuestros países desde los Años Veinte y que se ha recrudecido desde que la droga es sostén de mafias internacionales, se trate de los carteles, o fomentando sanguinarias revueltas como la de Chile.