Sin darse cuenta los están conquistando

Los musulmanes teocráticos no reconocen las libertades y derechos fundamentales de la Civilización Occidental, sino que se rigen por la “Sharia”, con la que manipulan a sus creyentes de acuerdo con las conveniencias del grupo en el poder

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Por El Diario de Hoy

2019-09-05 6:09:41

Hay un grave fenómeno en varias naciones occidentales que más y más ocupa la atención del publico, cual es la creciente islamización radical, que ha llegado a tal extremo de llevar musulmanes a regir la ciudad de Londres y a los suecos a suprimir de sus libros de historia el Holocausto, a tratar el tema como una falsa invención “del sionismo internacional”.

La consigna entre los islámicos extremistas es tener muchos hijos para “combatir por Alá”, lo que choca con el resto de religiones en el mundo, que buscan que las nuevas generaciones sean de paz, convivencia, respetuosas de los derechos fundamentales del hombre.

Puede ser que en algunos momentos de nuestro pasado los barones de aquellos tiempos instaban a sus súbditos a darles guerreros, como Federico el Grande (1712-1786): sus guerras contra Austria le costaron la vida a varios miles de los mejores hombres de su reino, aquellos con una talla superior al metro setenta.

A lo anterior se agrega un hecho aún más grave: los musulmanes teocráticos no reconocen las libertades y derechos fundamentales de la Civilización Occidental —vale decir de la Civilización en sí, lo que es un preciado haber de todos los pueblos prósperos—, sino que se rigen por la “Sharia”, con la que manipulan a sus creyentes de acuerdo con las conveniencias del grupo en el poder, que es un esquema político-militar con un cascarón religioso superpuesto de estrictas normas y controles.

En tal sentido, las restricciones que la Unión Europea, los Estados Unidos y Canadá imponen a la inmigración hispanoamericana son el equivalente de meterse un balazo en la pierna, pues los hispanos son productivos y sus hijos y descendientes se integran muy bien.

Los niños que el Gobierno de entonces dio en adopción a europeos en la guerra de los años 80 han crecido excelentemente.

Indeseables entre los inmigrantes siempre hay, sobre todo considerando los pandilleros infiltrados en Estados Unidos y Canadá, pero, como lo señaló el precandidato presidencial Beto O’Rourke, los hispanos cometen menos delitos y faltas graves que los propios estadounidenses.

Los europeos y canadienses no han impuesto sobre esos grupos lo que es una regla lógica: si viven entre nosotros, deben respetar nuestras leyes y principios. No es válido que obliguen a sus mujeres a llevar velos y no mostrar sus piernas, pues eso es una forma de cruel servidumbre.

No habrá templo o museo a salvo de la barbarie

En la actualidad la guerra más despiadada es entre algunos emiratos árabes contra Yemen, una guerra que ha costado la vida a más de diecisiete mil personas y causado una hambruna espantosa.

Agregado a esto hay otro hecho que estremece: los musulmanes radicales no solo luchan y se aniquilan entre sí, sino que emprenden ataques contra el resto del mundo, como la masacre perpetrada en Niza, Francia, por un enloquecido que en un camión atropelló y mató a más de ochenta personas, al igual que el individuo que lanzó su vehículo contra un grupo de ciclistas en Nueva York y los dos hermanos que atacaron con bombas a los participantes en la Maratón de Boston.

Si destruyeron los restos del Palacio de Zenobia en Palmira, los majestuosos Budas de Kandahar en Afganistán y la Tumba de Jonás en Siria, no habrá ningún templo cristiano en Europa o museo que esté a salvo de esa barbarie.