Promesas, promesas, promesas, como dice una vieja canción...
Hace un par de días, la promesa fue reconstruir dos escuelas por día; hace dos meses se dijo que se distribuirán becas a miles de estudiantes que se gradúan anualmente de bachillerato, pero sin que hasta el momento se sepa que alguno ha recibido un bono monetario, más cuando se cierran escuelas para “unificarlas”, se reduce el Cenar a una escuela de ballet, se suprimen la Sinfónica y el Coro y no habrá más que músicos autodidactos en nuestro futuro.
Como hemos visto, todas esas ocurrencias tienen un propósito: desviar la atención de la población cada vez que suceden o se denuncian hechos que comprometen al régimen por la grave situación económica y las innumerables violaciones a los derechos humanos.
Todas esas promesas, por ejemplo, no logran desviar la atención de la extraña muerte del transportista Roberto Jaco bajo custodia carcelaria o la captura de la asesora jurídica de Cristóbal, Ruth López, que aún no ha sido llevada ante un juez como corresponde y manda la ley.
Este grotesco hecho seguramente fue lo que llevó a que presentara su renuncia de inmediato el "Comisionado de los Derechos Humanos", un personaje que era enviado a defender al régimen de las acusaciones de perseguir y torturar a personas acusadas sin fundamento, es decir, defender lo indefendible…
Dicen mucho seis años de promesas incumplidas como la llegada de inversiones como Amazon, Lufthansa, el satélite Cuscatlán y un franco despegue económico, una comisión investigadora anticorrupción que el mismo régimen desmanteló cuando vio que le afectaba, irrespeto a la propiedad privada y la libertad de prensa y la transparencia, que han socavado para no tener que rendir cuentas.
Todo intentan justificarlo haciéndose la víctima, atacando a los periodistas y medios informativos independientes y admitiendo una dictadura en aras de la relativa “seguridad”, pero realmente es la seguridad del pequeño grupo en el poder para cometer abusos con impunidad, pues la inmensa mayoría de salvadoreños vive en la lipidia, el terror del “régimen de torturacion” y la agonía de que en cualquier momento las soldadescas llegarán a buscarlos y prácticamente desaparecerlos en sus campos de concentración.
Pero llegará el momento en que habrá que reconstruir el país del desastre que ahora sufre, siendo el primer paso reconstruir el Orden de Leyes, para lo cual tendrán que responder jueces y magistrados, a quienes se han venido prestando para la farsa, además de juzgar y poner orden en las cárceles y encerrar a los brutales guardas que por años vienen maltratando a culpables como inocentes, así como liberar de inmediato a los presos políticos.
Lo que sigue es liberar a los venezolanos falsamente acusados de ser miembros de la banda "Tren de Aragua" por el solo hecho de tener un tatuaje y aunque el tatuaje sea para la novia o la Virgen María…
Y entre las prioridades está devolver a Estados Unidos a Kilmar Abrego Garcia, enviado por error a El Salvador, como al maquillista que tenía una buena clientela en una ciudad del norte.
Los venezolanos presos en los gulags del régimen y como señalan muchos, en su gran mayoría si no todos, están literalmente secuestrados sin mas culpa que la de ser venezolanos, como durante el horror nazista en Alemania el solo hecho de ser judío y aunque se tratara de niños, era motivo suficiente para torturarlos e inmolarlos, como si de un día a otro se hicieran cacerías de salvadoreños por el único hecho de serlo…
Toda persona de bien debe luchar por la democracia y el progreso
Todo hombre libre, todo cristiano, debe esforzarse por defender la libertad de otros acatando el principio de “mi libertad termina donde inicia la tuya, la del otro”.
Y toda persona de bien debe luchar por la democracia, la racionalidad y el derecho a la vida, a ser los artífices de su propio destino, lo que se logra por lo general colaborando con otros con iguales propósitos…