Se autocorona el déspota de Venezuela en un acto ilegítimo

El acompañamiento al régimen de Maduro es un monumental atropello a Venezuela, a su población y a las tradiciones democráticas de la mayoría de países de nuestro Hemisferio.

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2019-01-10 9:56:50

El dictador de Venezuela se autocoronó para un nuevo periodo, en un acto repudiado por la inmensa mayoría de países democráticos y al cual únicamente asistieron cuatro gobernantes, entre ellos el salvadoreño Sánchez Cerén.

La presencia salvadoreña muestra que el partido en el poder no mide, ni le importa, las consecuencias de su desplante, que pueden incluir la cancelación del TLC para El Salvador u otras medidas, como se ha anunciado tras el estrechamiento de relaciones con China Continental.

El acto contó además, como era de esperarse, con la asistencia de Miguel Díaz-Canel, presidente del Consejo de Estado de Cuba; el represor nicaragüense Ortega y el boliviano Evo. Los demás mostraron su repudio con su ausencia y otros solo enviaron delegaciones.

Muchos califican esa toma de poder como una más en la serie de usurpaciones, que inician con la segunda reelección de Hugo Chávez.

El acompañamiento al régimen de Maduro es un monumental atropello a Venezuela, a su población y a las tradiciones democráticas de la mayoría de países de nuestro Hemisferio que casi unánimemente han condenado lo que tiene lugar en estos momentos, imponiendo serias sanciones a los funcionarios de esa dictadura, a quienes se les ha prohibido viajar a cualquiera de los países del Grupo de Lima, lo equivalente a la supresión de visas de Estados Unidos para los funcionarios salvadoreños por corrupción.

No cuesta enumerar los sufrimientos, miserias y represiones que sufren los venezolanos y que son del conocimiento de la gente en general, desde la carencia de medicinas, el colapso de los servicios públicos, los apagones continuos, la muerte de niños prematuros por no haber incubadoras en los hospitales… nadie quiere tal cosa para sí… Asombra, en todo caso, que haya quienes respalden tan monstruosa situación como a cualquier ser civilizado le repugna pensar en la indiferencia de un torturador con respecto a los tormentos que inflige a sus víctimas… no entendemos ni a los curas medioevales que quemaban viva a gente por pensar distinto a ellos ni a los que encabezan las satánicas cárceles cubanas, émulas de los campos de concentración de los nazis.

Los nuevos tiranos son una
vergüenza para la civilización

Los que vitorean a Maduro —y nos duele a la mayoría de salvadoreños saber que se dice que “El Salvador” estuvo presente en el acto— son de la clase de individuos que oyen voces desde lo alto, que se creen designados por alguna deidad infernal para convertirse en los verdugos de sus semejantes, para decidir no solo sobre lo que la gente debe pensar y hacer, sino para decidir sobre sus vidas.

Todos nosotros, por ser humanos y estar dotados de albedrío, de deseos, de potencial, de dignidad, merecemos escoger nuestros caminos siempre que no atropellemos los derechos de otros; todos tenemos derecho a la vida, a cuidar nuestras familias, a amar, a crear, a que se nos respete si también respetamos el libre albedrío del resto de nuestros congéneres.

Los Maduro, los Erdogan, los déspotas africanos y del Medio Oriente, los populistas en nuestra región son una vergüenza para la civilización, una desgracia para sus connacionales, una afrenta a lo que en este mundo vale y brilla.