Gracias a los precursores en establecer gimnasios son muchos los que se conservan saludables

Un muy querido amigo nos dijo que “el domingo es mi día de ejercicio en la semana...”. El domingo, entonces, va a ser tu día del infarto, le respondimos; hay que hacer gimnasia por lo menos tres veces por semana...

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Elementos de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) contra aficionados de CD FAS en el partido de ida de cuartos de final del Apertura 2020 en el Estadio Ana Mercedes Campos de Sonsonate. Foto EDH / Jessica Orellana

Por El Diario de Hoy

2021-01-14 8:31:30

Gimnasios siempre hubo, tanto para entrenar guerreros como para preparar atletas que luego representaban a sus ciudades en competencias abiertas, como fueron los Juegos Olímpicos celebrados cada cuatro años en Olimpia, Grecia, y que dos mil quinientos años más tarde se revivieron en Atenas en 1896 por gestiones del francés Pierre Frèdy, barón de Coubertin, los que cada cuatro años se llevan a cabo en distintas regiones geográficas y que en esta ocasión se celebrarán en junio en Tokio.
Además de mucho ejercicio riguroso, los atletas siguen una serie de normas prácticas: consumir mucha agua, caminar, no beber licor ni fumar, las cuales deberían ser el día a día de cada persona en esta tierra para llevar una vida más saludable.
No sabemos cuándo nuestro país comenzó a participar en encuentros nacionales y regionales, pero durante la última década más y más atletas salvadoreños han destacado en justas interamericanas y mundiales, habiendo obtenido medallas importantes en diversas disciplinas, las últimas por fisicoculturismo (dos oros) y tiro con arco (un oro) en los Juegos Panamericanos de Lima en 2019.
Desconocemos quiénes fundaron gimnasios en las primeras décadas del siglo pasado, pero para la segunda parte del siglo, un atleta italiano y su esposa, Atilio Morelli y Marina Roca, fundaron un gimnasio donde el énfasis era usar el peso mismo del propio cuerpo para desarrollar fuerza y agilidad.
Morelli, un soñador, fue asesinado por un violento coronel…
El siguiente e icónico gimnasio de la época fue el “Atlas”, dirigido por Ricardo Magaña, frente al Campo de Marte de entonces, donde se entrenaba en levantamiento de pesas, barra, lucha, boxeo (impartido por un panameño, Al Campbell ) y se preparaba a competidores en distintas disciplinas que luego participaban en competiciones regionales.
Unos años más tarde llegó al país el gran maestro de artes marciales, Byung Ho Choi, que por más de diez años entrenó a salvadoreños y cadetes de la Escuela Militar, dejando una generación de muy buenos alumnos, donde se aprendió un hecho: no es necesariamente el tamaño y peso lo que determina quién será el vencedor en una pelea, sino la forma como se aplica la fuerza.
El maestro Choi murió hace poco tiempo, siendo el hombre que más alto número de “dans”, cinturones negros, ha tenido en la historia de las artes marciales: ocho en judo y nueve en tae-kwon- do.

“Mens sana in corpore sano”; debe siempre cuidarse tanto el alma como el cuerpo

De los que pasaron por el gimnasio de Morelli, los que luego estuvieron durante años asistiendo al Atlas, los alumnos del maestro Choi, ¿cuántos han mantenido la disciplina de ejercitarse varias veces por semana o inclusive todos los días, domingos y feriados incluidos, considerando que a medida que pasa el tiempo es más y más importante hacerlo?
Esto último también se aplica al estudio, a continuar aprendiendo, a seguir interesados en saber nuevas cosas además de evitar caer en vicios o hábitos degradantes. Hay que cuidar cuerpo y alma. De allí la máxima latina, “mens sana in corpore sano”, como a la inversa, “corpore sano in mens sana”; el organismo es un todo donde la buena disposición, ver la vida a través de buenos ojos, se refleja en ambas esferas de nuestro ser, lo que en estos atribulados tiempos de convulsiones, una espantosa pandemia, conflictos y amenazas de dictaduras como en Honduras, la execrable en nuestro El Salvador y en otros lugares del globo, requiere de la mayor serenidad posible.
En una ocasión un muy querido amigo nos dijo que “el domingo es mi día de ejercicio en la semana…”. El domingo, entonces, va a ser tu día del infarto, le respondimos; hay que hacer gimnasia por lo menos tres veces por semana… consejo que pasamos a nuestros apreciados lectores y a toda la gente.