¿Enfrentamos una recesión? Con este régimen nadie se sorprende…

Este sombrío panorama es producto de las improvisadas y restrictivas medidas impuestas por el régimen de Bukele desde marzo, entre ellas el prolongado confinamiento y el estado policial de más de tres meses.

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Algunas zonas del Lago de Ilopango. Foto EDH / Archivo

Por El Diario de Hoy

2020-09-28 8:01:09

El Salvador está entrando formalmente en una recesión, advirtió Waldo Jiménez, gerente económico de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), lo que se evidencia en la caída de medianos y pequeños negocios y comercios en todo el territorio.
Este sombrío panorama es producto de las improvisadas y restrictivas medidas impuestas por el régimen de Bukele desde marzo, entre ellas el prolongado confinamiento y el estado policial de más de tres meses.
Hay que recordar que aunque la economía se reabrió en gran medida a mitad de julio, el transporte siguió paralizado y muchos negocios a medio vapor hasta que la Sala de lo Constitucional puso paro a los decretos presidenciales inconstitucionales por medio de los cuales se buscaba incluso más periodos de cuarentena total.
Las disposiciones no se consultaron en ningún momento ni con epidemiólogos ni expertos en organizar entrega de subsidios y alimentos ni personas con los pies en la tierra.
Hace unas semanas la Cámara de Comercio e Industria informó que las ventas se han recuperado solo en un 50 por ciento, en gran medida por el desempleo que siguió a la cuarentena y la pérdida de poder adquisitivo de los salvadoreños. Prueba de ello es el reportaje gráfico que publicamos el domingo sobre los deprimido negocios del centro de San Salvador, muchos de los cuales languidecen inevitablemente.
A esto que se suma un hecho muy grave: billonarias cantidades de dinero se han esfumado, quitando liquidez a todos los sectores, lo que lleva a la gente pensante a preguntarse: ¿dónde está el dinero?
El régimen constantemente “evade el bulto”; siempre encuentra a quienes culpar por sus errores, familias a quienes denigrar, sectores a los cuales pisotea y exhibe en la picota, invitando al escarnio. Este fue el caso de la burla que hicieron a más de mil doscientos médicos a los que convocaron a la Feria, les hicieron pagar ciento veinticinco dólares para participar en un examen para plazas de residentes en hospitales nacionales y luego los dejaron burlados.
Ciento veinticinco dólares por mil doscientos asistentes son ciento cincuenta mil dólares, un apetitoso botín. Esto comprueba un hecho muy importante que la gente debe tener siempre presente: el CIFCO es el más lucrativo punto de asalto de nuestra turbulenta historia, pues si se le suman los treinta o cuarenta millones que Bukele dice que costó adecuar las instalaciones, más los sesenta millones —sí, estimado público, sesenta millones— que han presupuestado cada año para el funcionamiento del dicho hospital…
¡El CIFCO es la mejor mina de oro que el clan Bukele ha encontrado!
El ministro o está pintado en la pared o nada le importa la salud de la gente
A todo esto el señor ministro de Salud dice que no tuvo nada que ver con la convocatoria a los médicos. En otras palabras, que está pintado en la pared pues que al CIFCO, el “emblemático” centro de salud para el país, se convoque a esa clase de reuniones sin tomar en cuenta al dicho señor ministro… ¡Qué ondas, ministro! Si le dieron tal clase de bofetada, lo menos que se espera es que renuncie, tire al cesto ese más que discutible “honor” de ser parte de tan destartalado gabinete, destartalado con unas tres o cuatro muy estimables excepciones.
El señor ministro se las pasa arrastrando los pies en todo lo que concierne a los, literalmente, más desprotegidos, como son los ancianos el Asilo Sara: solo fue después de publicaciones y de la preocupación general por esa tan desgarradoramente triste situación, que “se dignó” en ir al lugar.
Con ministros y funcionarios como los que acompañan a la argolla los salvadoreños no necesitan enemigos: los tienen incrustados en casa.
De nuevo, ¿dónde está el dinero? ¿En cuánto vendieron la Lotería? ¿Quién pagó el viaje de Osiris?