Los cubanos en su inmensa mayoría se han manifestado contra el hambre, el despotismo, la brutal represión que desde hace 62 años los mantiene aislados, sumidos en la barbarie característica del comunismo y ahora víctimas del mal manejo de la pandemia.
Para contrarrestar el movimiento el régimen echa mano de la represión, las capturas, los desaparecimientos forzados. Una youtuber fue capturada en cámara cuando era entrevistada por un canal español. Antes de que los esbirros de la dictadura la llevaran por la fuerza, les culpó por lo que pudiera sucederle.
Frente a sus hijos otro disidente fue golpeado y capturado por los matones del régimen, lo que viene sucediendo ininterrumpidamente desde el momento en que Fidel Castro, el sicópata asesino, tomó el poder y se declaró comunista.
Díaz-Canel, quien asumió como cabeza del régimen al renunciar formalmente del mismo el alcohólico Raúl Castro, ha hecho un llamado a “los cubanos a defender la revolución”, lo que nadie, fuera de la enorme burocracia y los esbirros armados, está para hacer.
Las dictaduras comunistas en su mayoría siempre terminan en hambrunas, colapso de los servicios públicos, apagones, falta de agua, persecución por un lado y cúpulas que lo tienen todo, que viven a lo grande. Los hijos de Fidel Castro viajan como potentados por el mundo, al igual que la familia de Chávez.
Los venezolanos en su mayoría pasan calamidades al punto que muchos buscan comida en los basureros, pero los cabecillas del narcotráfico se regodean en su opulencia...
Una inequívoca señal de lo legítimo del reclamo de los cubanos es que el régimen ha liberado la importación de alimentos y medicinas, lo que nunca hubo desde hace muchísimos años...
El más amargo ejemplo de lo que es el comunismo lo puede contemplar el mundo en la situación caótica de Corea del Norte, enfrentada en estos momentos a una grave hambruna, causada no solo por el sistema, sino por el hecho de que la producción de alimentos, al igual a lo concerniente a los servicios públicos, cede su lugar al armamentismo y al sostén del enorme ejército con el que amenaza a Corea del Sur, la Corea democrática y libre, una sociedad de esplendor.
Los hermanos no deben ser verdugos de sus mismos hermanos...
Al inicio de lo que luego fue la Revolución Rusa en un hecho que condujo al despotismo, las hambrunas y las más crueles represiones del estalinismo, los marineros del acorazado Potemkin (se pronuncia “Pochamkin” nombrado así en honor del favorito de Catalina la Grande) se rebelaron por el trato inhumano y la pésima comida que recibían, lo que contrastaba con el bienestar y boato de los oficiales.
La revuelta, magistralmente llevada al celuloide por el cineasta Sergio Eisenstein con sus escenas de la lucha entre unos y otros en la escalinata de Odessa frente al mar, terminó cuando los soldados que estaban reprimiendo a los marinos hicieron causa común con ellos, pues “hermanos no deben luchar contra hermanos...”.
Eisenstein, sin duda el más grande cineasta hasta la fecha, fue víctima de las políticas estalinistas que realzaban el “realismo soviético”, una política que también persiguió a Shostakóvich y a Boris Pasternak.
Es de esperar que las soldadescas cubanas se den cuenta de que “hermanos no deben reprimir a sus hermanos...”