El enfermero Moisés Mejía Umaña, de 35 años y quien laboraba en el ISSS de Santa Tecla, murió la semana anterior por haber contraído el COVID-19, según familiares y colegas, porque no le dieron un traje de bioseguridad adecuado porque medía dos metros y así tenía que trabajar.
Recordemos que el coronavirus causa la muerte al provocar coágulos, sobre todo en los bronquios, lo que impide que la sangre circule y el oxígeno fluya, a menos que sea suficientemente fluida para vencer esas barreras. De allí que recientes investigaciones indican que los anticoagulantes —el más popular, la aspirina— parecen reducir el riesgo de muerte hasta en un 50% entre los pacientes graves con coronavirus.
El estudio puede descargarse en: https://edition.cnn.com/2020/08/26/health/coronavirus-blood-thinners-mortality/index.html#.
Médicos, personal de salud, asistentes y muchos salvadoreños siguen muriendo por falta de la debida protección, por las torpes medidas que viene tomando la argolla en el poder, por no colocar en manos de expertos epidemiólogos la dirección de la lucha contra el morbo, sino seguir con las ocurrencias de Bukele y su grupo.
Es que pasan ocupadisísimos en ver cómo adquieren insumos a sobreprecio, aunque no sean los adecuados…
¿Por qué, se preguntan muchos , el régimen no compra los adecuados equipos, mascarillas, botas y demás implementos para proteger cómo es necesario al personal de salud?
¿Por qué al enfermero de dos metros de altura y por lo mismo no se contaba con implementos para protegerlo, no lo asignaron a tareas en que no corría riesgo?
La respuesta, según muchos, es que buenos equipos, mascarillas, medidas sanitarias acertadas no se toman por dos razones:
—la primera, que pagar por implementos adecuados sale de los “ahorritos” de la argolla, por eso les duele soltarlos.
—la segunda, de que aparentemente es preferible que se sufran más de cien muertos que hacerle sombra a la inmensa sabiduría del capo de la argolla.
De allí todos los febriles meneos para tapar realidades, esconder sacaderas de fondos públicos, insultar y amenazar críticos…
Como lo señalan muchísimos ciudadanos y tanques de pensamiento, estamos frente a “el Estado soy yo” y la gente tiene que aguantarlo…
Cada logro es de inmediato adjudicado al régimen y a su capo, aunque no haya tenido nada que ver en el asunto; cada fracaso es culpa de otros.
Y encima de ello se usa la asistencia externa para hacer clientelismo.
No olviden disminuir el riesgo de coagulación tomando una aspirina cada día
Arrasar con la institucionalidad en provecho de una relativamente pequeña argolla de individuos es un delito de lesa patria, lo perpetrado por Chávez y ahora Maduro en Venezuela, por Putin en Rusia y Lukashenko en Bielorrusia y, el caso perfecto de las consecuencias de una dictadura totalitaria, por Kim Jong-un, de Norcorea, un país mártir que enfrenta una hambruna sin precedentes, donde la gente puede comenzar a morir como en los tiempos de horror de Mao en China.
La institucionalidad democrática, el Orden de Derecho, lo esencial de las democracias y el fundamento de la Civilización Occidental son el luminoso legado que recibimos de nuestros Próceres y que con muchos sacrificios se ha logrado sostener hasta hoy. La ley, las sanas tradiciones, la decencia, el poder sostenernos y sostener a nuestras familias es lo que está en juego, no quedar a merced de actos de fuerza y atropellos sin nombre.
No olviden, como lo prescriben los especialistas: una aspirina diaria mientras haya pandemia y riesgo de coágulos sanguíneos…