La riqueza erradica la pobreza… pero no la riqueza mal habida, la de corruptos, narcotraficantes, secuestradores, malvados.
El sábado 17 de octubre se celebró el día mundial dedicado a combatir la pobreza, lo que motivó al embajador de Estados Unidos, Ronald Douglas Johnson, a hablar sobre los esfuerzos que deben hacer las personas de bien como idealmente todos los pobladores, para contribuir a que las personas que han caído en la pobreza superen esa condición, lo que requiere altruismo, tender la mano a otros cuando se pueda.
La riqueza es el principal recurso para eliminar la pobreza, pues la creación de empleo, de oportunidades, requiere de inversión, capacitaciones, equipos y sobre todo confianza, saber que “las reglas del juego” no van a alterarse, que a mitad del camino pueden enfrentarse inesperados escollos.
Una amenaza es la insistencia del opaco vicepresidente Ulloa de “reformar la Constitución” y, en el camino, en tal forma eliminar las cláusulas pétreas, las garantías constitucionales a libertades y derechos fundamentales de la persona, impedir que el país se hunda en una dictadura, un estercolero.
Tal perspectiva lleva a muchos salvadoreños a preguntarse qué habremos hecho de mal a los Estados Unidos para que esa nación, nuestro poderoso hermano mayor, respalde a un mesiánico que quiere perpetuarse para saquear hasta que San Juan baje el dedo.
El actual desgobernante dispone de los bienes públicos, de presupuestos, entidades, servicios, como patrimonio suyo. De allí que ocupó las instalaciones del Centro Internacional de Ferias y Convenciones “para instalar el hospital más eficiente del mundo mundial” como en estos momentos se ha apropiado de las del Instituto Técnico Industrial, un centro de enseñanza para la juventud, para albergar damnificados de las tormentas mientras “construye las casas que les prometió” y a quienes les han dicho que tienen que esperar un año. Pero esas viviendas tendrían que pagarse del botín o robando recursos de otras entidades, como sucedió con los veinticinco millones del Seguro Social que ya no quieren devolver.
El caso del hombre del agua chuca y del jefe de policía ilustra lo que se padece: a ambos intentan “blindarlos” nombrándolos en cargos no compatibles ni con sus capacidades ni con sus funciones, pagándoles con recursos públicos, con el dinero de los contribuyentes, dinero que el desgobierno despilfarra.
Cuando hay voluntad se puede seguir la pista del dinero sucio
Estados Unidos tiene la capacidad de seguir el curso de movimientos financieros en su moneda, en dólares y, por lo mismo, puede controlar los movimientos que se originan en cualquier nación bajo el patrón dólar, lo que les lleva a identificar quiénes efectúan operaciones de lavado. Con esas herramientas es que se han congelado cuentas de venezolanos, bolivianos, hondureños y de las más diversas nacionalidades en bancos tanto norteamericanos como escondidos en “paraísos fiscales”, forzando a los suizos a revelar cuentas en su haber.
Por ahora se intenta tapar el saqueo, la corrupción.
Si el objetivo es “contribuir a que una nación salga de la pobreza”, apoyar un régimen que no da cuenta de lo que hace con el dinero, que persigue a quienes denuncian corrupción, que amenaza, insulta y ha comenzado a atacar físicamente a informadores… la estrategia es muy extraña, contradictoria entre lo que se predica y lo que se hace.