Día de la Hispanidad, fecha inmensa y crucial en la Historia

“Cuando (Dios) asentaba los cimientos de la Tierra, yo estaba junto a Él, como arquitecto, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia. Jugaba con la bola de la Tierra, compartía mi alegría con los hijos de los hombres…”. (Santa Biblia, Proverbios 8:30)

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Esta lora era la mascota preferida de Joshua; antes de emprender el viaje a Estados Unidos, se la encomendó a un vecino. Foto EDH/ Menly Cortez

Por El Diario de Hoy

2021-10-11 7:46:37

El “Día de la Hispanidad” se celebra en esta fecha, conmemorando el Descubrimiento de América en 1492 por Cristóbal Colón, que tomó posesión en nombre de la Corona española de la primera isla a la que llegó en el Nuevo Mundo y que bautizó como San Salvador, ahora parte de las Bahamas.

Colón obtuvo el patrocinio de la reina Isabel la Católica, de quien se dice vendió sus joyas para financiar la expedición, formada por tres carabelas: La Niña, La Pinta y La Santa María. El Almirante pensó que había llegado a las Indias Orientales, más nunca se imaginó que había arribado a nuevas tierras inexploradas.

Desde los tiempos de los helenos se sabía que la Tierra era redonda, un globo cuyas dimensiones calculó con sorprendente precisión el sabio Eratóstenes de Cirene usando como base la distancia entre las ciudades de Alejandría y Rodas.

La misma Biblia, en diversas traducciones, habla de la redondez de la Tierra en el libro de Proverbios, escrito en tiempos del rey Salomón, ¡2,500 años antes del Descubrimiento de América! Allí se relata la Creación de Dios y, según exponen los teólogos, la participación de Cristo, la Sabiduría de Dios, como inspirador y gran ejecutor:

“Cuando (Dios) colocaba el cielo, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del océano; cuando sujetaba las nubes en la altura y fijaba las fuentes abismales; cuando ponía un límite al mar; cuando asentaba los cimientos de la Tierra, yo estaba junto a él, como arquitecto, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia, jugaba con la bola de la Tierra, compartía mi alegría con los hijos de los hombres…”.

El profeta Isaías (765-695 antes de Cristo) también hablaba de que Dios “está sentado sobre el círculo de la Tierra”.

Desde antes del viaje de Colón la opinión informada europea sabía que la Tierra era redonda, no una especie de plato redondo en cuyos contornos caía al vacío el agua de todos los mares, la noción populachera de entonces, por lo que adentrarse en una nueva ruta para llegar a las Indias, a las tierras de la especias, era una aventura tremenda, que requería mucha convicción y coraje.

Pocos días antes de avistar tierra se encontraron flotando árboles y vegetación en el mar, hasta que Rodrigo de Triana (Rodrigo oriundo de Triana, pues el común de la gente no tenía apellido ) dio el grito de “¡Tierra!”, nuestra tierra americana.

Fue ese el primer viaje de cuatro que realizó Colón a América.

No se sabe exactamente de dónde procedía Colón, pero algunos sostienen que era de Génova (Italia), pues inclusive en esa ciudad hay una placa en un lugar que se reputa fue donde nació. Y es a raíz de atribuirse su nacimiento en tal ciudad que en la reciente ola de xenofobia en Estados Unidos, la furia pública se centró contra Colón como italiano, con el derribo de estatuas y el cambio de nombre a plazas.

En nuestro suelo, en los años 90, también un supuesto “cacique indígena” cogió a martillazos las estatuas del Almirante y la Reina Isabel frente al Palacio Nacional, hecho repudiado por la mayoría pensante en este suelo mientras el gobierno español restauró de inmediato las efigies.

“A Castilla y a León Nuevo Mundo dio Colón...”

Como decimos, Colón nunca reveló dónde había nacido, pues inclusive a sus hijos se negó a aclararles tal punto, lo que da lugar a diversas hipótesis, pero de todas la que más se ajusta a la realidad de la época es que era un judío que se negó a abjurar de su fe, por lo que quedaba expuesto a las crueles persecuciones, torturas y tormentos de la “santa” inquisición de esa época, especialista en causar los peores sufrimientos.

El misterio queda, incluido el lugar donde reposan los restos del gran Almirante, ya que ese honor se lo disputan la Catedral de la República Dominicana (menos probable) y la Catedral de Sevilla, la catedral gótica católica más grande del mundo y tercera de mayor longitud después de la Basílica de San Pedro en Roma.
En Sevilla el sepulcro, llevado por cuatro figuras masculinas en bronce, lleva la inscripción tan famosa: “A Castilla y León Nuevo Mundo dio Colón”...