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El autogolpe de Castillo en Perú terminó cuando fue encarcelado

El caso de Perú es una gran lección para Hispanoamérica, donde las izquierdas populistas que tanto pregonan la libertad de los pueblos son las que, una vez en el poder, destrozan las constituciones y las leyes e imponen regímenes opresivos

Por El Diario de Hoy |

Pedro Castillo, expresidente de Perú y ahora presidiario, cometió el peor error de su vida política: dio un golpe de Estado a lo Fujimori que se le revirtió de inmediato. Su decisión le duró dos horas de falsa gloria y decretos de estado de excepción, toque de queda y disolución del Congreso, terminando en la cárcel, pese a los reclamos del camarada presidente de México, López Obrador, que pretende darle asilo.


Pero al lado de la hermandad internacional de ladronazos, torturadores, caza-curas y enfermitos de la cabeza que creen ser “La Pierna de Júpiter”, más y más el mundo democrático está hartándose de esos malvados, lo que inicia con la formación de un tribunal especial en la Corte Penal Internacional para procesar al criminal de guerra y genocida Vladimir Putin, que cada vez más enfrenta el rechazo de sus propios connacionales, especialmente las madres de los jóvenes que manda a morir como carne de cañón.

El tribunal especial tendría un similar perfil al de los formados en Nuremberg para juzgar a los criminales nazis, lo que no fue establecido para juzgar al expresidente Truman por lanzar dos artefactos atómicos sobre poblaciones civiles en Japón y destruir Alemania cuando el país estaba inerme.


El Este europeo fue entregado al monstruo de Josef Stalin, que impuso sobre el ahora despanchurrado “Bloque Socialista de Naciones” un esquema generador de hambre, infinitos sufrimientos, persecuciones y asesinatos que el criminal Putin continúa admirando.


Más y más la corrupción de regímenes diversos está asqueando a Estados Unidos, como se demuestra con las nuevas sanciones impuestas a dos funcionarios del bukelismo en El Salvador, el Ministro de Trabajo y el secretario jurídico de la Presidencia, consistentes en el bloqueo de cuentas, bienes y propiedades que los susodichos tengan en Estados Unidos además de prohibir a las entidades financieras hacer transacciones con ellos. Antes ya los había incluido en la temida lista Engel.


El régimen salvadoreño puede tratar de subestimar las sanciones, pero es importante entender que, más allá del impacto personal que tienen éstas, es el mensaje político hacia el grupo en el poder: sus movimientos, su proceder, sus abusos y violaciones a los derechos humanos están bajo la lupa internacional, como también lo han demostrado los cuestionamientos y señalamientos de organismos como el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Un hecho significativo es que Estados Unidos aplica la ley Magnistky por actos de corrupción cometidos en la pandemia, es decir, desde hace dos años, pero que no se han perdido de vista, como también podría aplicar, si fuera el caso, otras herramientas legales como la temida Ley RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act), que persigue al crimen organizado, las mafias y sus ramificaciones.


Abusan, torturan, roban, matan pero la infamia persigue siempre


El caso de Perú es una gran lección para Hispanoamérica, donde las izquierdas populistas que tanto pregonan “la libertad de los pueblos” son las que, una vez en el poder, destrozan las constituciones y las leyes e imponen regímenes opresivos, como en Cuba, Venezuela y Nicaragua, además de hundirlos en la miseria.


La aventura golpista de Castillo recordó el autogolpe de Serrano Elías, en Guatemala, en 1993, que también terminó revirtiéndose y mandándolo al exilio.


Esas consideraciones quizá pudieron detener al aspirante a dictador vitalicio en esta tierra el 9-F, aunque un año después embistió al poder judicial con su aplanadora, hace y deshace como quiere, destroza e ignora la Constitución, inutiliza los organismos fiscalizadores y de transparencia y encarcela sin juicio justo ni ningún miramiento a opositores y quienes le caigan mal a su soldadesca.


Sin embargo, las sanciones tanto de la lista Engel como ahora de la ley Magnistky indican que siguen bajo la lupa…

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