Agentes de la —en la práctica— policía política retuvieron arbitrariamente a dos periodistas de Diario El Mundo y TCS y les dañaron el equipo.
Golpear a periodistas, romper cámaras, robar móviles es brutalidad, un salvajismo, tan repulsivo como la represión y los abusos que caracterizaron a los antiguos cuerpos de seguridad.
Se denunció que los periodistas fueron agredidos cuando se encontraban en las proximidades de la escena de un crimen frente al mercado de San Miguelito, en la capital. Según su relato, primero llegaron policías de civil a hostilizarlos y alejarlos del sitio. Luego los intimidaron, los retuvieron sin causa legal, les dañaron el equipo y hasta les arrebataron un teléfono. Los mismos vendedores del mercado, indignados al ver el atropello, comenzaron a gritarles a los policías “¡respeten a los periodistas!”. Esto quedó grabado en vídeos y en las mentes de los salvadoreños que lo vieron en el lugar y en las redes sociales.
Hace unas semanas otro salvaje uniformado abofeteó a un reportero de El Diario de Hoy, también cuando este último estaba en las cercanías de la escena de un crimen.
Los incidentes evidencian la clase de posturas del gobierno no solo contra periodistas, sino también contra productores, la agricultura nacional y todo aquel que no se doblega ante sus políticas y los enormes despilfarros, de lo que el viaje a Ibiza es apenas “una canita al aire”, si no producto de la creciente desesperación al darse cuenta de que sus actos los están hundiendo en un caos que cae sobre los hombros de todos los salvadoreños, incluyendo a quienes lo apoyan.
Serafín Valencia, Relator de Libertad de Expresión de la APES, expone la razón de la belicosidad del gobierno contra los periodistas: tiene miedo a que los medios informen de hechos violentos porque esto afecta la imagen del plan Control Territorial y que sólo es una fachada, pues no cesan los homicidios, las desapariciones, las extorsiones, los robos y las fechorías de los pandilleros.
En lo que va del año, la Asociación de Periodistas de El Salvador registra 38 casos de agresiones de agentes de la Policía contra reporteros.
Ni los periodistas ni ninguna otra víctima de los vejámenes de la policía tiene recurso para denunciar cualquier atropello que sufra, pues la aplicación de la ley, de la justicia, está en manos de los funcionarios y principalmente del fiscal nombrado a dedo.
Como dijo alguien en las redes, si esto hacen a periodistas que pueden denunciar todo abuso, ¿qué defensa tiene cualquier cristiano que sufra un vejamen, como el joven al que le dieron un balazo en la cara por negarse a dar una mordida a los policías que lo detuvieron?
La respuesta es ninguna. Todos en este suelo estamos a merced de lo que un matón de esos haga.
Prestigioso economista presagia una debacle económica con el Bitcoin
Los periodistas son testigos de excepción, profesionales que se encargan de informar a sus connacionales y al mundo lo que acontece en un país, en una región, en una comunidad.
Los medios y periodistas independientes cuidan su prestigio y su credibilidad y son los mejores documentadores para que un gobierno se informe objetivamente incluso de donde no llegan sus alcances, pues aquéllos están en todo.
Como en el caso del Bitcoin, los periodistas han recogido y expuesto el pensar y sentir de la población contrario a la aplicación obligatoria de la ley por los temores y peligros que encierra.
Bien lo ha dicho Steve Hanke, un connotado economista, profesor de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, conferencista, investigador y consultor: los sueños de opio con el Bitcoin van a generar una debacle económica y social en El Salvador, un desorden sin posibilidad de arreglo.
Hanke agregó a la advertencia el impacto de la lista Engel, ya que 14 personas, entre funcionarios y figuras ligadas al gobierno, están señaladas como corruptos y esto no es ajeno a los organismos que luchan contra el lavado, la corrupción y por el correcto uso de las finanzas en el mundo.