La Corte, la Asamblea, el Fiscal y el Dr. Panameño le dicen a Bukele: ha mentido al país

De desplante en desplante el país corre riesgo de caer en una crisis sanitaria y económica sin precedentes, en desgarradoras hambrunas

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La empresa está haciendo pruebas para enviar productos que no pesen más de 22 libras.

Por El Diario de Hoy

2020-06-15 9:25:34

En su alocución del sábado por la noche, Bukele se gastó dos horas y media para decir muchas cosas, medias verdades en gran parte que generan confusión y otras aseveraciones que han ido siendo desmentidas por los mencionados por él, entre ellos la Sala de lo Constitucional, la Asamblea y el Fiscal General.
El mismo Embajador de los Estados Unidos prácticamente tuvo que desmarcarse también de lo dicho por aquél.
Bukele llegó al punto de asegurar que los miembros de la Sala de lo Constitucional tenían un “acuerdo” con el régimen para elaborar una ley de emergencia que posteriormente fue declarada inconstitucional, lo cual fue desvirtuado por ese alto tribunal el domingo.
La Sala desmintió a Bukele, el Fiscal General desmintió a Bukele, la Asamblea desmintió a Bukele y ayer mismo un médico reconocido, el doctor Jorge Panameño, también desmintió a Bukele, quien trató de desacreditarlo, pero sólo logró unir al gremio alrededor del galeno atacado.
El señor presidente abusa de la gente al forzarla a oír por dos horas y media lo mismo de siempre: mentir, desinformar, insultar, amenazar.
Al referirse a las medidas tomadas por el régimen e intentar desacreditar los fallos de la Sala, Bukele dijo que de acuerdo con la ley “es el Ministerio de Salud” el encargado de dictaminar cuándo y qué medidas se deben tomar para combatir epidemias, enfermedades, cuidar la salud del pueblo, lo que él presume es su principal cometido.
Lo que dice del Ministerio es formalmente cierto, con dos salvedades:
—la primera, que no se irá muy lejos si, como en estos momentos, se nombra en la cartera a alguien a quien esos zapatos le quedan grandes, como con unas tres excepciones (Cancillería, Educación y Economía) sucede en el resto de ministerios.
—lo segundo, lo más grave, es que lo que se hace respecto a Salud no lo determinan las consultas que el Ministro —como debe obrar todo ministro y funcionario— formula a infectólogos, epidemiólogos y personal experimentado, sino lo que al señor presidente se le ocurre y que nadie se atreve a rebatirle…
El Colegio Médico ha externado su gran preocupación por las erradas políticas que se aplican.
Y es a causa de ello que la respuesta a la pandemia ha sido tan improvisada y arbitraria, poniendo en riesgo a muchísimas personas. Para el caso y usando un término coloquial, los “molotes” o aglomeraciones que se generaron en las calles con los repartos de dinero y paquetes familiares con seguridad dispararon los contagios.
Como dijo el doctor Fabio Castillo, en estos momentos tienen más autoridad un policía y un soldado que la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema… Peor aún, son policías y soldados los que han decidido todo este tiempo quiénes serán encerrados en los campos de concentración y no personal médico, lo que ha provocado innecesarios contagios entre la gente.

Los médicos y enfermeras no están protegidos con los implementos adecuados

De desplante en desplante el país corre riesgo de caer en una crisis sanitaria y económica sin precedentes, en desgarradoras hambrunas.
Cuando los terremotos de 2001 y después que Funes —el procesado por el saqueo de 351 millones de dólares de los salvadoreños— acusara al expresidente Flores de “robarse la ayuda” cuando el país no había recibido siquiera una dotación de suero o una tienda de campaña, Flores nombró una comisión de personas conocidas y solventes para manejar cualquier asistencia que se recibiera, lo mismo que debió haberse hecho ahora con los repartos de dinero provenientes de los impuestos que pagamos, pero, de nuevo, eso quedó en manos del régimen.
“Salud”, o sea la presidencia, no se ha ocupado de equipar debidamente a los héroes en esta lucha, a los médicos y enfermeras que incansablemente hacen lo posible por curar a sus pacientes, ayudarles a sobrevivir los contagios. Su abnegación se demuestra con el hecho de que varios de ellos han fallecido a consecuencia de contraer el COVID-19, pero el régimen ha vetado decretos para beneficio de las familias afectadas.