Defender la justicia y la libertad entraña riesgos y amarguras

El derecho a la justicia, a que cada persona reciba lo que le corresponde en un litigio, a ser juzgado por normas y criterios claros y transparentes, es la principal y luminosa conquista del cristianismo, lo que abolió las bárbaras persecuciones contra disidentes, “herejes”, librespensadores

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Vista de una dosis de la vacuna rusa contra la covid-19, Sputnik-V. Foto EFE

Por El Diario de Hoy

2021-01-13 8:44:08

En las dictaduras el poder judicial, la administración de justicia, se manipula de acuerdo con los intereses y objetivos del poder, lo que deja a la gente a merced de lo que dispongan los carniceros de turno, que se convierten en dueños de la vida y los bienes de la gente.
Se ha denunciado que Putin ordena envenenar a sus opositores, el turco Erdogan condena a perpetuidad a los que se rebelan contra su tiranía; El- Sisi de Egipto asesina y encarcela a su antojo; los iraníes ahorcan a periodistas, disidentes, campeones olímpicos y a todo aquel que se interpone en su camino, a lo que se agrega la ferocidad de la dictadura china contra toda oposición.
En España, el régimen de Pedro Sánchez, aliado con la peor basura política de la nación y entre ellos a asesinos etarras excarcelados y al cabecilla de Podemos, el movimiento financiado por el chavismo, busca someter el Poder Judicial al Ejecutivo, con los resultados que no cuesta imaginar.
Sánchez pretende para España lo mismo que tiene lugar en Nicaragua, donde los fallos judiciales se consultan con Daniel Ortega.
La Unión Europea ha tomado una posición muy clara al respecto: la independencia del Poder Judicial, lo medular del Orden de Derecho, es la condición esencial que deben acatar sus miembros, lo que en estos momentos ha generado un conflicto con Hungría y Polonia, que han caído en manos de grupos autoritarios que pretenden manipular fallos y resoluciones judiciales, lo que obviamente deja a húngaros y polacos en la precariedad.
Acabar con la independencia judicial en Occidente es uno de los objetivos que persiguen individuos oscuros pero con poder, una especie de reencarnación de Yago, el malvado personaje del drama Othelo de Shakespeare que se regodea se su perfidia, de su insondable maldad, su infernal odio al bien y la justicia.
Es sabido que al crecer, a muchos niños maltratados en su infancia se les deforma gravemente el carácter y después quieren ser igualmente perniciosos como fueron con ellos.

Las democracias occidentales se fundamentan en la imparcialidad de la justicia

El derecho a la justicia, a que cada persona reciba lo que le corresponde en un litigio, a ser juzgado por normas y criterios claros y transparentes, es la principal y luminosa conquista del cristianismo, lo que abolió las bárbaras persecuciones contra disidentes, “herejes”, libres pensadores en el pasado, lo que fue la principal lucha del gran pensador francés Voltaire: la libertad de expresión, el derecho a disentir.
¿Qué es lo que el aspirante a dictador en nuestro suelo opone y persigue con amenazas, ultrajes, atropellos? Callar la crítica a sus dislates, a sus abusos, a su corrupción.
Son escasos los momentos en la historia en que hubo libertad de expresión, que los hombres pudieron debatir, oponer, criticar sin temor a ser perseguidos o ejecutados, aunque Sócrates fue condenado a muerte por sus enseñanzas, por ser “el moscardón” de la sociedad ateniense que todo lo cuestionaba, como en Roma, una sociedad tolerante a la crítica, al debate, Cicerón fue asesinado por la mujer de Marco Antonio por sus señalamientos a ella.
En este suelo ya se habló de “fusilar” magistrados y quemar a legisladores…