Nos deja un noble y leal hijo de El Salvador

Fue un gran esposo y padre, un socio excelente en importantes negocios, un hombre que supo ver hacia el futuro con la esperanza de que nuestro El Salvador lograra superar la codicia, la corrupción, la ignorancia y las malsanas e infundadas ambiciones que nos han caído como maldiciones bíblicas.

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Foto EDH/Archivo

Por El Diario de Hoy

2019-05-12 9:30:46

Tomás Regalado Dueñas ejerció un natural liderazgo a lo largo de su vida, como empresario, miembro de una distinguida familia, persona involucrada en asuntos públicos y amante del arte.

Fue un leal amigo, un excelente jefe que escuchaba y se esforzaba por trabajar en equipo con su personal, una persona que con discreción se ocupaba de los problemas parte de la vida de quienes le trataron.

Toda sociedad necesita figuras que orienten su quehacer, sus costumbres y que además le sirvan de apoyo en mucho de lo que emprende.

Tomás estuvo, durante casi toda su vida adulta, a la cabeza del mayor ingenio azucarero del país, ocupándose de dirigir una actividad productiva que es el sostén de un gran número de productores de caña de El Salvador, fuente de empleo de decenas de miles de personas, profesionales especializados, transportistas, administradores y empresarios independientes, lo que a su vez es parte muy importante del engranaje productivo de esta tierra.

Fue un gran esposo y padre, un socio excelente en importantes negocios, un hombre que supo ver hacia el futuro con la esperanza de que nuestro El Salvador lograra superar la codicia, la corrupción, la ignorancia y las malsanas e infundadas ambiciones que nos han caído como maldiciones bíblicas.

Descendiente del expresidente, general Tomás Regalado
Tomás era nieto del general Tomás Regalado, uno de los casi legendarios “Cuarenta y cuatro” líderes santanecos que derrocaron la nefasta dictadura de los Ezeta.

Fue entonces que inició la amistad con la familia Regalado, pues nuestro abuelo, el doctor José Madriz, quien luego sería el “presidente blanco” de Nicaragua, fue su amigo cercano, su abogado y la persona a quien la Asamblea pidió que diera las palabras oficiales de despedida a su muerte, lo que se rememora en la biografía del general Regalado.

La familia Regalado mantuvo y continúa manteniendo una presencia honorable en el casi siglo y medio transcurridos desde que el general Regalado inició su carrera militar, un lapso largo marcado por muchos vendavales, incluyendo los sucesos que causaron la muerte del presidente Manuel Enrique Araujo, la agitación comunista de finales de la década de los Treinta, los terribles sucesos de 1932 y los años de dictadura y represión.

Y fue en ese entonces cuando nació Tomás, uno de los tres hijos del matrimonio de Tomás Regalado hijo y de su admirable esposa, Marta Dueñas de Regalado.

La tragedia golpeó a la familia en 1971 cuando su hermano Ernesto fue secuestrado y posteriormente asesinado, en medio del último de los festivales de música clásica que la familia Regalado Dueñas patrocinaba y que contó entre sus ejecutantes y directores a astros como el cellista Pablo Casals y el compositor Aaron Coplan.

La turbulencia de esos terribles años de agresión obligó a los Regalado y muchas familias a emigrar, pero en la distancia de entonces Tomás mantuvo un permanente contacto con su Patria.

Tomás contrajo matrimonio con María Marta Papini, cuyo linaje italiano se remonta a los primeros años del siglo XX, una noble persona que hasta el último día acompañó a nuestro desaparecido amigo, su sostén y musa, quien brilla con luz propia como gran señora, amante del arte, afectuosa y elegante anfitriona, el alma tras el museo MARTE que nos educa y solaza a los salvadoreños amantes de la cultura.

Enrique Altamirano Madriz