No debemos regresar a los “dedazos” de los efemelenistas

El actual gobierno debe desechar lo que es una mala decisión, la que además, al anular la supervisión fiscal va contra los mandamientos constitucionales respectivos.

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El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, firmó este viernes un decreto mediante el cual autoriza el empleo de las Fuerzas Armadas en el combate a los incendios forestales desatados en la Amazonía, que alarman a buena parte de la comunidad internacional. Foto AFP/ Carl DE SOUZA

Por El Diario de Hoy

2019-08-27 6:00:45

Centralizar las compras y contrataciones del Estado en una entidad que además no sería supervisada por la Fiscalía como lo ordena la Constitución, es un error inaceptable, pues han sido precisamente los “dedazos” la fuente de muchos enriquecimientos.

El más célebre de esos “dedazos” fue la compra de los camioncitos chatarra chinos por la ahora ex ministra de Salud y en su momento alcaldesa de San Salvador, vehículos que o siguen estorbando en algún lote de la alcaldía capitalina, o se transformaron en tapaderas de tragantes.

La tentación para que sea el chero desde la más tierna infancia quien suministre los sistemas de computación de todos los ministerios, o construya las carreteras de ahora en adelante, o se encargue de abastecer las medicinas para todos los consultorios, etcétera, es, por desgracia, muy grande.

Lo que está detrás de todo dedazo son las “coimas” (“mordidas” en el vernacular salvadoreño), lo que llevó a varios ex funcionarios a su perdición y encarcelamiento, lo que está detrás de la tragedia del gran hoyo del Chaparral por lo que evidentemente recibió el denunciado Funes para liberar de responsabilidad a unos pícaros italianos.

Si hay procesos que deben verse con lupa además de ser transparentes ante los ojos de los salvadoreños, son precisamente las adquisiciones y contrataciones estatales.
“Coima” es el chequecito que un constructor pasa debajo de la mesa en un almuerzo a quien otorga permisos en dependencias oficiales, como los dineros que se colocan en bancos caribeños.

Toda mordida tiene efectos destructores para una sociedad, a saber:

-lo primero, que no necesariamente se escoge la mejor oferta de lo que sea, sino la del que ofrece la más jugosa mordida;

– lo segundo, que la corrupción no actúa sola, sino que involucra a toda una red de individuos, contribuyendo a la podredumbre social;

– lo tercero, que a la postre nadie responde por fallas en lo que se compró o contrató.
El actual gobierno debe desechar lo que es una mala decisión, la que además, al anular la supervisión fiscal va contra los mandamientos constitucionales respectivos.

Lacap protege el uso de dineros públicos, que por “públicos” son los dineros de la gente, de los ciudadanos, tanto de los que pagan impuestos como de los que con lo que devengan adquieren su sustento, pagan su vivienda, se transportan…

Los expresidentes y funcionarios encarcelados o prófugos como el acusado Funes, robaban principalmente a través de regalías, coimas, favores, lavado, etcétera.

Las llaves del gallinero no se dan a los “comegallinas”

Cuando se ordena a un ministerio pagar tarjetas de crédito personales o enviar decenas de miles de dólares en bolsas de muerto, hay que dar “su tajadita” a los participantes en la movida, los que a su vez deben ganar las simpatías de auditores y contralores.
Y así sigue la cadena de la fiesta.

Como dijo Harry Truman, el presidente estadounidense que bombardeó con artefactos atómicos el Japón y mandó destruir Alemania, “si a alguien no le gusta el calor, que se salga de la cocina”.

Y eso vale para la mayoría de personas que optan a cargos públicos: deben acatar reglas, obtener finiquitos, acatar los pesos y contrapesos institucionales, respetar las “trancas” institucionales, que son como los cercos para los gallineros, los que definen el campo de acción de cada servidor público.

Por lo mismo, las llaves no se entregan a los que comen gallinas…