“La administración Trump permitió que el presidente Nayib Bukele persiguiera a periodistas en El Salvador”, denuncian los congresistas estadounidenses demócratas Albio Sires y Norma Torres en una carta al presidente Joe Biden.
Sires, quien es miembro del influyente Comité de Relaciones Exteriores, y Torres, que se desempeña en los comités de Apropiaciones y Normativas del Congreso, señalaron que Trump no hizo nada para impedir que Bukele persiguiera a periodistas y desplegara tropas para asaltar la Asamblea Legislativa y presionar a los diputados, en el nefasto 9F.
Y los ataques a los medios independientes van desde intentar la captura de uno de nuestros fotoperiodistas durante la propia de posesión hasta negar información a los reporteros, discriminarlos o descalificarlos en las conferencias informativas de CAPRES, bloquearles el acceso a cuentas oficiales, suspender la publicidad estatal y hasta las suscripciones, así como lanzar un intenso bombardeo de troles incluso con graves amenazas.
Lo anterior tiene como nefastos precedentes los ataques frontales encabezados por el mismo Bukele desde conferencias de prensa y cadenas de radio y televisión, los cuales no hacen más que oxigenar a sus disparatados subalternos.
Bukele repite lo actuado por Duarte, que llegó al punto de mandar a despedir al empleado de una dependencia porque este puso un aviso clasificado en nuestro periódico.
Duarte se jactaba de “no leer EL DIARIO DE HOY”, lo que evidentemente no es el caso del cleptodesgobernante que nos lee, piensa y repiensa lo que informamos, se desvela fraguando formas de censurarnos, insultarnos y descalificarnos, quiere soltar las jaurías no solo contra este gran Diario de noble y limpia trayectoria sino contra todos aquellos que se niegan a reconocer su majestad, su naturaleza divina…
Un muy recordado amigo mexicano, Agustín Navarro, decía que si en un espectáculo de vedettes, como los que se presentaban en el Radio City de Nueva York, las coristas al unísono levantaban la pierna hacia la izquierda pero una de ellas lo hacia a la derecha, la atención de todo el público se centrara en esta… Ese es precisamente el caso nuestro y el de más y más pensantes en este suelo: rehusamos ser parte del coro de descerebrados que rinde pleitesía al megalómano, cuestionamos sus desmanes, criticamos sus ocurrencias, oponemos su aspiración para convertirse en saqueador vitalicio…
Es radicalmente opuesto a la democracia, al Orden de Derecho, a la sensatez, emprenderla contra la libertad de expresión, la libertad por excelencia, la libertad que tutela el resto de libertades y derechos de la persona.
Lo que pasa por la cabeza de este señor se pone al descubierto con su plan de forzar el reclutamiento de todos los jóvenes salvadoreños, en un país que urgentemente necesita de profesionales, artesanos, trabajadores calificados y no de una soldadesca al servicio de un dictador, que fue la característica esencial del fascismo y el nazismo.
Mientras más oscuro este el salón, más conviene a los que abusan de un pueblo
Los medios independientes, aquí y en el resto del mundo, cuidan su credibilidad, pues perderla pone en riesgo su existencia si no es que los relega al olvido. En este caso el dictum de Goebbels, el propagandista del nazismo, de que una mentira repetida mil veces se convierte en realidad, no tiene validez: toda mentira, indistintamente de las veces que se repita, siempre queda como mentira, a menos que sea la mentira que los incautos desde un inicio se la crean sin que sea necesario repetirla, como viene sucediendo en nuestro suelo con las promesas y las falsedades del cleptodesgobernante que han embobado a tantos, los mismos que venden sus votos y el futuro de todos por un peluche o una bolsa de comida.
Las mentiras, dijo el pensador francés Francois Revel, “mueven al mundo”, pero lo mueven no porque la mayoría de la gente piensa, reflexiona, evalúa, sino precisamente por lo contrario, por ir tras quimeras, “por creer en pajaritos preñados”.
El cleptodesgobernante la emprende contra este Diario por exponer la verdad, por ser objetivo, por defender los principios esenciales de una democracia, por ser un bastión de la libertad.
Más y más personas y grupos en este suelo rehúsan bailar al unísono, “levantar sus piernas” siguiendo la batuta del cleptodesgobernante y su banda de secuaces…