Más de 500 millones de dólares cuestan al país 40,000 activistas rojos

Muchos de ellos siguen en mandos medios y altos de las instituciones pensando que le doblaron el brazo al Gobierno y que ya nadie los removerá, no importa que sean de los que sólo lleguen a cobrar.

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Con el proyecto de Ley de Inclusión Habitacional, la Casalco prevé incentivar a las empresas para construir viviendas de interés social y que disminuya el déficit habitacional cuantitativo y cualitativo. EDH/Archivo

Por El Diario de Hoy

2019-07-29 4:45:51

Entre quinientos millones y un millardo de dólares al año cuesta al país seguir manteniendo a los cuarenta y tantos mil activistas que, según se ha denunciado, fueron enquistados en la administración pública por el régimen efemelenista, una carga que El Salvador no puede ni soportar ni tolerar.

Los efemelenistas pretenden que el país siga manteniéndolos año con año. Los números hablan por sí solos.

Cada uno de ellos gana por lo menos mil dólares al mes, lo que suma doce mil al año. Si se multiplica tal cifra por los cuarenta mil que Funes, el acusado del gran saqueo, creó al llegar a la Presidencia, se llega a casi quinientos millones de dólares por año, pero crece significativamente si se considera que hasta los “ordenanzas” ganan de mil doscientos a mil quinientos dólares al mes.

Mucho de ellos siguen en mandos medios y altos de las instituciones pensando que le doblaron el brazo al Gobierno y que ya nadie los removerá, no importa que -salvo honradas y capaces excepciones- sean de los que sólo lleguen a cobrar. Se denuncia que ellos continúan hostilizando y denigrando al personal que no es de su partido, como lo hicieron durante estos diez años, y al parecer no les preocupa la remoción de más de seiscientos de sus correligionarios en CAPRES, que estaban nombrados como “asesores”. Y de allí también viene la duda de cómo hacían para colocarlos, pues allí no hay lugar para sentar a tal cantidad de personas, ni espacios para estacionar sus vehículos, automóviles comprados con fondos públicos.

Revisando los presupuestos que gobiernos anteriores manejaban anualmente se concluye que tenían un número adecuado de funcionarios para una nación de nuestras dimensiones. Pero la hipertrofia es lo esperado en todo régimen de vocación totalitaria como el saliente: meten en cargos estatales a sus secuaces, cargando sobre la población honesta el peso de mantenerlos.

Quieren seguir viviendo de los impuestos que pagan todos los salvadoreños

Se dice que muchos de ellos únicamente sólo llegaban a cobrar sus cheques y ahora hablan del “derecho al trabajo” para continuar medrando de presupuestos públicos.

Nuestro país no puede recomponerse arrastrando una masa que le significa grandes erogaciones de dinero y que puede eventualmente ser manejada por el partido que los colocó más como cuadros que como servidores públicos.

Gobiernos hipertrofiados, grandes, saqueadores, son una incongruencia en países empobrecidos. La opulencia y los enormes gastos de los reinos de Europa hasta la Revolución Francesa provocaron el estallido que acabó con “el viejo orden y los privilegios”, tanto de la nobleza como de la Iglesia en cada país, católicos unos, protestantes otros.

Si cada gobierno o cleptocracia que se vaya sucediendo en El Salvador pretendiera dejar a sus mantenidos, sus amigatelas y sus activistas atornillados en sus plazas, el país vendría acarreando enormes burocracias, gentes que en una parte estarían desfasadas con la marcha del tiempo.