El régimen anunció que se propone “refundar la Asamblea Legislativa” y, en tal forma, perpetuar la dictadura del cleptodesgobernante.
El propósito dado a conocer es el siguiente:
—realizar una reingeniería total de ese Órgano del Estado;
—legislar para desentrampar el presupuesto del Plan de Control Territorial, un programa que hasta el momento parece apoyarse en la alianza con las pandillas;
—elevar impuestos a rajatabla.
En la actual Legislatura no hubo, pese a lo que se afirma, movimientos legislativos para “dinamitar el trabajo del Ejecutivo”, sino el rechazo rotundo a actos, disposiciones, abusos del cleptodesgobernante que pasaban por encima de la Constitución, de la racionalidad y de elementales normas de buen gobierno, como negarse a rendir cuentas de lo que se gasta y cómo se gasta. Como se ha visto, el régimen de Bukele ha hecho todo lo que está a su alcance para esconder en qué despilfarra el dinero, además de tapar denunciados actos corruptos de sus secuaces, como ha salido a luz con las denuncias de compras amañadas del exministro de Agricultura, Anliker, al que pretenden blindar nombrándolo viceministro de la misma cartera.
¿Es que la nueva Asamblea pretende legalizar atropellos a la Constitución, saqueos que están a la vista, actos descaradamente arbitrarios?
El clepto-régimen intenta saltarse “todas las trancas”, los pesos y contrapesos institucionales, pasar por encima de derechos esenciales de la gente, para lo cual está ahora apoyándose en una legislatura en manos de sus incondicionales, de marionetas que manipula como en los teatros de titiriteros.
Lo que se anuncia es el intento de destruir nuestra democracia, la democracia, el Orden de Derecho, la separación de poderes.
Todas las dictaduras inician “recomponiendo”, “refundando”, “relanzando” las naciones, incluso con la reforma total o parcial de sus constituciones “a la medida”, como Hugo Chávez, Fidel Castro y Daniel Ortega.
El Orden de Derecho protege al ciudadano de los abusos de depredadores
El Orden de Derecho es la protección de los pequeños, del ciudadano corriente, de las personas que acatan la ley, que cuidan a sus familias, que tratan de convivir con quienes entran en contacto y no le hacen mal a nadie.
Lo que esa “refundación” pretende es imponer la ley de la selva, la del gorila que garrotea lo que está en su camino, convertir a los pobladores de este país en siervos de gleba, pisotear su condición de ciudadanos. Sólo hay que ver cómo pisotean cada ley que les estorba, incluyendo la Constitución.
Para ello es que se prestan los incondicionales, los que literalmente venden su alma al diablo...
Los demagogos emboban a la gente sencilla con regalitos, bolsas de alimentos, que pagan con los impuestos de la gente, no con su dinero) además de inventarse enemigos, “los ricos y explotadores”, los que generan empleo.
Estas sucias maniobras pueden engañar a muchos en nuestro suelo, a los embobados, pero no confunden a los que muy de cerca, en Washington, están viendo con alarma cómo se pretende engañar y estafar en detrimento de todos y en perjuicio de los mismos salvadoreños y centroamericanos.