El detective en una novela policiaca encuentra un cadáver ensangrentado en la habitación de un hotel y exclama: “¡Aquí se ha cometido un crimen…!”.
Lo que asemeja a lo declarado por una comisión de la Asamblea que analiza el “préstamo” de veinticinco, que de acuerdo a una diputada fueron treinta y cinco millones de dólares del fondo de reserva del Seguro Social a Bukele de que “parece ser un ilícito”.
No seremos tan directos como algunos que califican ese traslado o sustracción o transferencia de robo descarado, como cuando el dueño de un negocio descubre que un dependiente sacó dinero de la registradora para donarlo a “una caridad muy merecedora de tal dádiva”.
Salud ha dicho que ese préstamo o sustracción o transferencia será devuelto en servicios, una respuesta que muestra la clase de patibulario “sentido de humor” de los que están al servicio incondicional, abyecto, del desgobierno.
Lo que se viene contemplando desde hace ya algunos años y desde que el desgobernante asumió la alcaldía de Nueva San Salvador, es lo de ir tras recursos públicos, dinero de la gente, valiéndose de toda clase de artimañas apoyándose entre otras cosas en la casi pétrea inmovilidad de la Fiscalía, que de oficio debe investigar toda clase de movidas relacionadas con dineros públicos.
Un primer paso es que la Asamblea llame a exponer sus posturas al Fiscal, un consumado experto en evadir sus responsabilidades, en no hacer nada, nadita, ni siquiera pestañear cuando tiene que proceder de inmediato investigando “lo podrido que hay en Dinamarca” como dijo Shakespeare en el drama Hamlet.
Los datos que han salido a luz en estos días exponen lo que la gente pensante sabe desde un primer momento: el saqueo no tiene precedentes en la región, ni aun el de previos saqueadores como dos expresidentes, uno encarcelado y el otro fugado valiéndose de la complicidad de la banda de turno en el poder.
¿Dónde está el dinero del Seguro Social? ¿Dónde está lo que pagaron por la Lotería?
El miércoles, alcaldes y personal de varios lugares de la República se congregaron frente al Ministerio de Hacienda para reclamar por el impago del FODES, pese a que la Corte de Cuentas dijo que los fondos están listos desde agosto.
Qué ha sucedido con el dinero debe ser objeto de una investigación, dado el hecho de que trasegar el dinero, moverlo de unas cuentas a otras es casi la regla en este desgobierno, ir pasándolo de un lado a otro hasta hacerlo desaparecer.
Por su parte, los alcaldes y sus empleados ya saben lo que deben hacer antes de las próximas elecciones: cuestionar a los candidatos patrocinados por el desgobierno sobre su papel en estos asuntos, “ponerlos contra la pared” para saber si están con la gente del municipio o con los manipuladores de recursos públicos.
Lo que además se supo es que de los miles de millones de dólares que la Asamblea autorizó para combatir la pandemia únicamente setenta y seis millones se han destinado a Salud Pública, lo que nos lleva a las preguntas que no tienen respuesta clara:
¿Dónde está la diferencia entre lo asignado a salud y los miles de millones aprobados?
¿Dónde está el dinero que deben haber pagado por la concesión de la Lotería?
¿En qué se ocupó lo “desaparecido” del Seguro Social?