La protección a la libertad de prensa viene desde la Independencia

Nuestros Próceres se inspiraron en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa, pero principalmente en la Declaración de Independencia de Estados Unidos, un documento que fija los cimientos de la democracia.

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Juramentación de Rodolfo Delgado. Foto EDH: René Quintanilla

Por El Diario de Hoy

2021-05-04 10:12:21

La protección a periódicos, revistas e inclusive a publicaciones informales no es un invento reciente, o de la Constitución promulgada por el general Francisco Menéndez en 1886, sino que es un principio asentado en 1821 al declararse la Independencia de Centro- América, con lo cual se rechazaban las crueles disposiciones de Fernando VII de España, que llegó a condenar al “garrote vil” —una forma salvaje de estrangulamiento— a una joven a quien encontraron tejiendo una bandera republicana.
A lo largo de su historia, en Centro-América el principio ha sido respetado, reconociendo la libertad de expresión y particularmente lo que se publica en diarios y material impreso, como la protección más efectiva de las libertades ciudadanas.
En tal sentido, nuestros Próceres se inspiraron en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa, pero principalmente en la Declaración de Independencia de Estados Unidos, un documento que fija los cimientos de la democracia.
Lo escrito, por así decirlo, queda; las palabras en parte se las lleva el viento. Los pregoneros municipales leían los “bandos” municipales y clavaban en algún punto del municipio el documento, pero pasadas unas semanas nadie podía asegurar su contenido, pero la vida seguía su curso; la gente se ceñía a la vieja costumbre, a la norma acatada por la comunidad.
Pero lo escrito, lo impreso, quedaba allí para consultarse días, semanas o años más tarde.
Es triste que de esas publicaciones resta muy poco...
El acceso de informadores a lo que acontece, a hablar con los testigos de un suceso, a entrevistar a funcionarios, a ver “con su propios ojos y escuchar con sus propios oídos” a toda clase de personas, a los involucrados en diversos hechos era un derecho reconocido, pues esos reporteros, periodistas, son quienes transmiten al resto de los pobladores, a los que quieren saber, informarse, lo que acontece.
Ese fue un derecho que nadie realmente objetaba, fuera de los que se saben culpables de algo o de mucho, y evaden la luz pública.
Eso hasta hace muy poco....

Los esconden para que no exhiban en público su modestia intelectual, su mediocridad

Desde que asumió el actual desgobierno, su hostilidad hacia periodistas, entrevistadores, ha sido manifiesta; las soldadescas que rodean al “excelentísimo” casi sin excepción tratan de impedir el acceso, de entrevistarlo, al punto que se ha ordenado a muchos funcionarios y gente cercana al poder, contestar preguntas, no solo a los periodistas sino a comités legislativos en la Asamblea anterior; llegaban los funcionarios del régimen a burlarse y a evadir cuestionamientos.
Lo más repugnante es que ahora los periodistas no tienen acceso a la Asamblea; se les ha dicho que no pueden pasar más allá del “cerco” que han formado alrededor de la legislatura, como no se les permite acceso al “mejor hospital del mundo mundial” para constatar que tal maravillosa maravilla efectivamente lo es.
Pero ¿de dónde sale el dinero que se despilfarra, que paga los salarios de esos diputados, de sus empleados, de las comisiones, si no es de los bolsillos de la gente en este suelo?
Los pobladores gozan del “privilegio” de sostener esas burocracias, pero les está vedado saber, fuera de los boletines que se emitan, de lo que sucede dentro.
Muchos justifican esas medidas, pues es tal la pobreza de ideas, de conocimientos, de expresión, tan fulgurante la ignorancia de los flamantes diputados de Nuevas Ideas y de Gana, que por piedad los quieren tener escondidos, no sacarlos a la luz pública...