Guatemala protesta contra la corrupción y la ineptitud del gobierno

Allá, como acá, la gente se pregunta “¿dónde está el dinero?”, específicamente los fondos para la emergencia del COVID-19 que no llegaron a la población, lo cual le reclaman al presidente Giammattei

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El ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, ha sido uno de los funcionarios más reacios a responder las inquietudes de los diputados. Foto EDH

Por El Diario de Hoy

2020-11-23 8:03:42

Para aplacar las protestas contra la corrupción en Guatemala, que degeneraron en el incendio del Congreso —un señorial y hermoso edificio que supera con mucho a iguales sedes en la región centroamericana— la legislatura guatemalteca dio marcha atrás con el presupuesto que aprobó y que contiene reducciones en materia de salud y educación y complace el excesivo endeudamiento del gobierno.
Pero el origen del descontento estriba en que allá, como acá, la gente se pregunta “¿dónde está el dinero?”, específicamente los fondos para la emergencia del COVID-19 que no llegaron a la población, lo cual le reclaman al presidente Giammattei, contra quien realmente fueron las protestas, al punto que su vicepresidente le propuso que ambos renunciaran a sus cargos.
Sin embargo, legítimas protestas contra la corrupción fueron aprovechadas por delincuentes, mientras acá, irónicamente, el régimen ya comenzó a mencionarles la palabra “fuego” a quienes luchan contra la corrupción. Lo que no piensa es que en el inmediato futuro el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden —como lo anticipó la exembajadora Mari Carmen Aponte—, va a poner orden en el descalabro causado por el clepto-régimen, un humeante estercolero de corrupción.
Como anota nuestro columnista Paolo Lüers, la Fiscalía debe seguir investigando “apestosas irregularidades” de varios ministros y funcionarios, entre ellos el de Agricultura, el de Salud y el de Hacienda, pero lo esencial es que se deje de poner la atención a las ramas e irse al tronco del árbol, al mero mero foco infeccioso. De allí es que salen todas las órdenes y las consignas: no se presenten a la Asamblea; si no hay alternativa, no respondan sino que búrlense de la Legislatura, amenacen e insulten a los diputados; no entreguen los fondos del FODES a las alcaldías (lo que es un delito, como señala el exalcalde y diputado Norman Quijano )…
Tales imposiciones están llevando al país a un colapso financiero e institucional cuyos graves efectos pueden durar generaciones, lo que en nada desvela al clan de los seis hermanos y a los ordenanzas de palacio.
La “gran arma” del cleptodesgobierno consiste en hacerse las víctimas y buscar a quiénes echar la culpa de sus desmanes, pues esa culpa es la de todos aquellos que no se arrodillan, como ya lo dijo en una ocasión, “o están conmigo o están contramigo”.
Tal es la tónica de sus peroratas en televisión y la de sus domesticados en los programas y entrevistas: los problemas del país se derivan de la desobediencia de tantos a lo que dispone el mesiánico y muy particularmente escarbar en sus gastos, ir tras las pistas de los dineros públicos que a su capricho maneja el capo di tutti capi, la cabeza indiscutida de individuos con muy, muy, muy feas mañas, sobre todo la de ir tras lo que es del país, de los contribuyentes, de los afiliados del Seguro Social.

El desinterés del régimen por la educación tendrá terribles efectos en el futuro

La peste ha causado estragos, muchísimos más de los que deberían ser a causa de no poner a cargo del combate a personal calificado, a epidemiólogos, a médicos experimentados, sino basarse en las ocurrencias e imposiciones del cleptodesgobernante, en sus prepotentes actitudes.
La pésima improvisación, la mala leche demostrada, no solo ha llevado innecesariamente a muchos pequeños, medianos y grandes negocios a cerrar o estar inmersos en toda clase de dificultades, sino que uno de sus dolorosos efectos es que por razones económicas, veinticinco mil estudiantes universitarios no van a seguir sus estudios en los venideros tiempos, lo que afecta muy negativamente a todos en un país.
Para tan grave perspectiva el cleptodesgobierno no solo no busca sensatas soluciones, sino que ni siquiera parece darse por enterado, como hace respecto a la educación escolar: ha usurpado la televisión educativa para su ponzoñosa propaganda…