Estamos cayendo en una congolización de esta noble y saqueada tierra

A la caída y asesinato de Patricio Lumumba, el carismático líder que emancipó el Congo de las garras de Leopoldo II de Bélgica, ese país africano se hundió por un tiempo en la anarquía, pues el asesino, Moise Tschombé, no pudo controlar las fuerzas y antagonismos que se desataron.
Tschombé literalmente se comió el hígado de Lumumba, un ritual que priva en cabezas desquiciadas del enorme continente, que se trasladó a América en algunas supersticiones haitianas del vudú, los zombies...
La creencia en la magia ante los inexplicables misterios del universo, hasta que Isaac Newton inventó la ciencia experimental, se mezcló entre la racional postura de los griegos y los romanos y las creencias en deidades oscuras, en brujería (perseguida implacablemente durante la Edad Media e inclusive en América, en Salem, Massachusetts), un drama que inmortalizó Víctor Hugo en “El Jorobado de Nuestra Señora de París” y la linda Esmeralda, ahorcada por “brujería”...
A causa de los actos, desafueros permanentes, caprichos y truculencias del cleptodesgobernante, parte del país está hundiéndose en la anarquía, una congolización de esta sufrida tierra, donde más y más individuos hacen de las suyas, persiguen grupos, matan, acosan... Anarquía, que individuos se metan a robar propiedad intelectual se pone de manifiesto en el descaro de plagiar contenidos de publicaciones y noticieros como lo hizo “Diario Uno”, tan robo como el que perpetran asaltantes en carreteras o ladrones al meterse a casas a acarrear con lo que pueden.
“Congolización” es lo irracional, el estercolero resultante de la amoralidad, el “sálvese quien pueda” del Viejo Oeste de Estados Unidos.
La anarquía se traduce en tomar decisiones de manera inconsulta, “a la demonia”. Con el control de la Asamblea, el sultán y sus hermanos pueden “hacer y deshacer” a su antojo, pero no en contra de tradiciones que nuestro país atesora desde la Independencia.
Que haya un museo para un futbolista reconociendo su muy destacado papel en el equipo de Cádiz, pero no uno donde se recojan las gestas de nuestros Próceres, es un contrasentido, más cuando estamos para celebrar el Bicentenario de la Declaración de Independencia de El Salvador y Centro-América, lo que además marcó el final de la esclavitud sesenta años antes de Lincoln.
Biden ha nombrado a Ricardo Zúñiga como su Enviado Especial
Es evidente que el desacato permanente a la democracia, la siembra de odio, las amenazas a quienes no se doblegan ante la naturaleza “cuasi divina” del sultán y ante sus homólogos es lo que ha motivado que el presidente Biden nombre a Ricardo Zúñiga como Enviado Especial de Estados Unidos para el Triángulo Norte de Centroamérica, entre otras cosas para combatir la corrupción en los tres países centroamericanos, estando muy claro quiénes son los corruptos, quiénes manejan recursos públicos sin dar cuentas a nadie.
¿Imaginan nuestros lectores a quiénes puede referirse?
“El combate a la corrupción será el eje de la política del presidente Biden para El Salvador y también Honduras y Guatemala”, declaró Zúñiga a periodistas de la región.
El representante de la administración Biden llamó al régimen de Bukele no solo a fomentar empleo y mejorar la seguridad pública, sino también a respetar a las instituciones democráticas. Eso, añadió, “creará las condiciones para invertir” y, con ello, generar oportunidades.
“Es importante tener separación de poderes, que las acusaciones de corrupción sean abordadas por actores independientes y que haya cortes independientes para responder a estas acusaciones...”, además de que se respete la libertad de prensa y expresión, expresó el Enviado Especial de Biden.
El mensaje es más que claro.