El presidente de ANDA, Frederick Benítez Cardona, no lo dice directamente pero es obvio: los efemelenistas hicieron fiesta con la entidad, metiendo a sus activistas y en tal forma casi duplicando la previa plantilla, que pasó de dos mil quinientos empleados a cuatro mil trescientos.
Los directivos llegaron a pagar hasta un millón de dólares por “estudios” que eran copia de información casi pública, adjudicando obras sin cumplir con las normas establecidas, además de permitir que muchos de los empleados cobraran tiempo extra sin haberlo trabajado.
ANDA está prácticamente en bancarrota a causa del saqueo perpetrado, que la lleva a enfrentar un déficit anual de treinta y tres millones de dólares.
Hasta el momento no se ha podido establecer quiénes, además de sus directores, saquearon la institución, pues los usuarios tenían y tienen que pagar puntualmente los cobros por el servicio para no exponerse a que lo suspendan y se vean obligados a pagar por la reconexión.
La queja generalizada es que ANDA cobra por un servicio que muy mal presta, pues muchas zonas del Gran San Salvador al igual que ciudades y pueblos del interior frecuentemente se quedan sin agua, lo que en ocasiones ha llevado a los vecinos a bloquear carreteras como protesta por no recibir agua durante semanas.
Pero a los socialistas del Siglo XXI no se les va a quitar nunca su irresistible tendencia a embolsarse lo ajeno, a robar lo que pueden, o como decían cínicamente, a recuperar “para el pueblo lo que le habían despojado”, arrogándose la túnica de ser “ese pueblo”.
Con delicadeza el nuevo presidente de ANDA declara que “se han encontrado indicios de mala administración en los últimos 15 años, por lo que se realizarán auditorías de gestión y forenses, comenzando porque hay un déficit de $33 millones de dólares anuales”.
Los principales problemas que han descubierto son en el área de Gestión Comercial, que es el departamento que capta ingresos y emite facturas.
En ese departamento es donde ANDA ha efectuado inexplicables gastos, como haber erogado más de $50 mil dólares en adecuar un edificio que no es de la institución, donde funcionaba este departamento.
Hasta hace quince años, antes de caer en manos de los efemelenistas, ANDA tenía una recaudación de $12.5 millones, mientras ahora solo reciben de ingreso $9 millones.
Las anomalías que han descubierto obligan a efectuar auditorías al personal sobre las horas extras y viáticos, que los mismos empleados cobran y se comparten, cuando no han salido de la institución.
También se realizaron consultorías sin que las empresas cumplieran los requisitos que determina la ley. A una de las empresas contratadas, evidentemente “a dedo”, le pagaron un millón de dólares, pese a que el trabajo se basó en información que consiguieron de las regionales de ANDA.
Es el momento en que la Fiscalía debe actuar
La Fiscalía debe iniciar un proceso, si es que no lo ha iniciado, aunque lo mantenga fuera de los ojos del público para evitar que los ladrones se den a la fuga como lo hizo Funes, el acusado del saqueo de 351 millones de dólares al Estado, pues es inaceptable que uno de los grandes robos que ha sufrido nuestro país quede impune.
Los ingresos de ANDA deben usarse para abastecer de agua a la población, mejorar la infraestructura, ocuparse de buscar nuevas fuentes de suministro, actualizar plantas, proteger el medio ambiente, no ir a parar a los bolsillos de ladronazos.