Buques iraníes con armamento llegan a Venezuela por Maduro

Hasta el momento la reacción estadounidense al hecho es de “preocupación”, ya que frente a Venezuela y pese a su papel en el narcotráfico no se pasa de regañitos, de congelar cuentas bancarias, de advertencias

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El infierno de Diana se agravó cuando el príncipe Carlos aceptó haber cometido adulterio. Foto Archivo

Por El Diario de Hoy

2021-06-22 8:42:54

Dos buques que navegan de Irán hacia Venezuela han sido detectados por satélites estadounidenses, navíos que en su cubierta transportan naves de alta velocidad y bultos que presumiblemente son armamentos, lo que agrava aún más la situación de los países vecinos, entre ellos Colombia, ante el desbalance de la fuerza militar en la región.
Hasta el momento la reacción estadounidense al hecho es de “preocupación”, ya que frente a Venezuela y pese a su papel en el narcotráfico no se pasa de regañitos, de congelar cuentas bancarias, de advertencias, pese a una terrible realidad: que se dice en todos los ámbitos que las mafias de la droga que operan en México, calificadas como grupos terroristas por Estados Unidos, se sostienen con la droga que sale de Venezuela y de Bolivia rumbo al Norte, droga que a su vez alimenta a las bandas delincuenciales que operan tanto en el Triángulo Norte centroamericano como en la convulsa frontera sur de Estados Unidos.
La droga envenena a la juventud y a incontables adultos en Estados Unidos y Europa, al punto que, lo decimos como ejemplo, se cuenta que el cantante canadiense Justin Bieber tiene que ordenar a sus guardaespaldas vigilarlo por la noche para auxiliarlo si sufre una crisis que podría ser mortal.
Se ha denunciado que la droga se despacha de Venezuela a aeropuertos clandestinos al sur del Sahara, desde donde se abre camino a las mafias que operan en el sur de Europa para envenenar a jóvenes y adultos en Europa, lo que se suma a la heroína que llega desde Afganistán, sostén financiero de los talibanes, fanáticos islamistas.
Como se ha visto aquí y allá, urbi et orbi, los “ragañitos” no funcionan, como tampoco será con regañitos que va a protegerse la democracia en la región ni a los periodistas que son amenazados día a día tanto en El Salvador como en Nicaragua.
APES, por su parte, estudia cómo proteger a periodistas a quienes el cleptodesgobierno amenaza a diario. Muchos de ellos denuncian que cada mañana, o durante el día, policías del cleptodesgobierno vigilan sus viviendas, siguen sus pasos... además de interferir sus comunicaciones.
APES ya anunció que periodistas que vienen siendo perseguidos con particular saña serán enviados a otros países para protegerlos.

De cortina de humo en cortina de humo marcha el cleptodesgobierno en nuestro suelo

No es ningún misterio de que las dictaduras invariablemente persiguen la información independiente. La Ministra de “Educación” ya puso su granito de arena en el asunto al prohibir que periodistas entren a escuelas y que entrevisten docentes y alumnos, no vaya a ser que descubran lo mal que van las cosas allí adentro.
Lo que está sucediendo en Bielorrusia, en China, en Turquía, en Norcorea, en todas las dictaduras del mundo, demuestra lo absolutamente incompatible de regímenes de fuerza con el periodismo independiente y, en general, con personas que piensan, razonan, analizan, discuten, oponen, respaldan...
Como en la obra de Huxley, Brave New World, la sociedad regimentada por excelencia es aquella donde a todos los hombres se les asigna su puesto: los que van a ser ascensoristas se quedan como tales mientras vivan y así sucesivamente hasta llegar a la clase dominante, que viene a ser como en grupo alrededor de Kim Jong un y su hermana, o los politburós soviético y cubano.
Los periodistas, las personas que piensan en nuestro suelo, denuncian o señalan las permanentes cortinas de humo de las que echa mano el cleptodesgobernante para encubrir sus picardías, desde “ningunear” la estructura criminal del expolicía sicópata de Chalchuapa —la que están tan empeñados en ocultar— hasta los bitcoins, la ley del agua, las vacunas chinas y “etcétera, etcétera, etcétera...”.