La vergüenza de apoyar un régimen violador de los derechos humanos

¡Los efemelenistas se fueron a apoyar una dictadura con las mismas características del gobierno por el que nos llevaron a una guerra de 12 años! Un gesto con el que ningún buen salvadoreño se sintió representado.

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Foto EDH/ Cortesía

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2019-01-14 9:22:44

El dictador venezolano se “auto-coronó” la semana anterior ante el repudio de la comunidad internacional y el flaco beneplácito de tres gobiernos, entre ellos el efemelenista.

No le pesó al oficialismo salvadoreño la vergüenza de apoyar un régimen militar fascistoide, autor de matanzas y represión, así como del hambre, la calamidad y el éxodo de millones de venezolanos.

Nos llevaron a una guerra alegando precisamente “la lucha contra un régimen militar fascista violador de los derechos humanos, perpetrador de masacres, fomentador de la corrupción, comprador de las instituciones”, etc., como lo calificaban entonces, y ahora celebran y respaldan a otro peor.

En pocas palabras, ¡se fueron a apoyar una dictadura con las mismas características del gobierno por el que nos llevaron a una guerra de 12 años!

¿Por qué aquel régimen era malo, y el de Maduro, Ortega y Castro, son inmaculados y dechados de virtudes si son acusados de las mismas o peores cosas? Por eso, cuando se les cuestiona, se quedan sin palabras… y se abstienen en los foros internacionales.

Luisa Ortega, la fiscal general de Venezuela en el exilio, no tiene reparos para decir que se ha entronizado una dictadura fascista, autora de delitos de lesa humanidad cuya persecución nunca prescribe o acaba, como los crímenes de guerra de los nazis que no descansaron hasta que los llevaron a juicio.

Esto lo tienen claro los países de la OEA, la Unión Europea, Estados Unidos… solo el gobierno efemelenista asume una posición de aprobación con la que ningún buen salvadoreño se siente representado y que constituye un desplante para la comunidad internacional que posteriormente les puede pasar la factura también.

Esas posiciones son las que alientan a desquiciados como los que secuestraron al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, y después tuvieron que liberarlo porque de lo contrario empeoraría la situación de Maduro, quien ahora se encuentra en la cuerda floja.

La comunidad internacional despertó

Técnicamente, según Ortega y otros juristas venezolanos, Guaidó es el Presidente Constitucional, en tanto que Maduro es un “usurpador”.

Ahora el dictador debe cuidar sus pasos, porque uno en falso puede desencadenar su caída de inmediato.

Ya lo dijo el canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, voz cantante de los 14 países del Grupo de Lima: “No seremos cómplices ni indiferentes” a la dictadura de Maduro, al mismo tiempo que seguirán presionando por que Venezuela retorne a la democracia.

La diferencia desde Lenín entre democracia de a de veras y “democracia” que es dictadura, es el apéndice que generalmente les ponen, lo de “democracia popular”… lo que recuerda a Madame de Stael, una extraordinaria francesa que vivió los horrores de la revolución de esos tiempos, exclamó: “¡Oh, libertad, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!

¡Y cuántos horrores ha venido presenciando el mundo bajo el manto de “democracia popular” y sus ejércitos populares, sus cárceles también populares, sus paredones populares…

Eso es lo que los efemelenistas fueron a apoyar a Venezuela…