Joven condenado a muerte por protestar en Arabia Saudita

Entre los que radicalizaron la Sharia y la realeza saudí figura un imán llamado Ahmed el Tayeb, quien el domingo autorizó que “las esposas pueden ser golpeadas siempre y cuando ningún hueso resulte roto como consecuencia de la golpiza”.

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El Juzgado Especializado de Sentencia C instaló el juicio contra ocho implicados en el caso acusados de los delitos de extorsión, homicidio y organizaciones terroristas. A Linares se le suma otros dos delitos: lavado de dinero y tráfico ilícito de droga. Foto EDH/ Archivo

Por El Diario de Hoy

2019-06-11 8:04:00

Un grupo de adolescentes saudíes tomó parte en una marcha en pro de los derechos humanos hace como cinco años. La marcha fue reprimida y capturados algunos de los participantes, entre ellos un jovencito que a la sazón contaba con trece años y que ha sido condenado a muerte “por sedición grave”.

Murtaja Qureiris protestaba, junto a sus compañeros ciclistas, por la falta de libertades en el reino, una de las dictaduras más abominables del planeta, que se rige por una interpretación a la letra del Sharia, lo que Mahoma y luego otros han transformado en un grillete irremovible para el mundo islámico y que los mantiene anclados en el Medioevo.

Entre los que radicalizaron la Sharia y la realeza saudí figura un imán llamado Ahmed el Tayeb, quien el domingo autorizó que “las esposas pueden ser golpeadas siempre y cuando ningún hueso resulte roto como consecuencia de la golpiza”.

Es natural que en el reino, cuyas riquezas petroleras se las reparten los miembros de la Casa Real mientras tiran mendrugos al resto de la población, no hay libertad de expresión, igual que en las dictaduras estalinistas como la cubana.

Hablar y escribir contra alguna práctica del Reino puede llevar a una muerte atroz, como la del periodista Jamal Khashoggi, al que descuartizaron en el consulado saudí de Estambul, como se reveló Turquía, que acusa al príncipe heredero de haber ordenado el asesinato.

La asfixiante situación de los saudíes en general y de los chiítas en particular, una rama dentro del Islam, causa que muchos jóvenes, en su característico y normal repudio a la opresión, les haga participar en movimientos de protesta, en divulgar panfletos, en comunicarse entre sí, lo que provoca la inmediata y brutal represión de la policía saudí.

Como el millar de guerrilleros de las FPL que su jefe apaleó hasta morir

En los últimos años se han reportado ejecuciones de jóvenes que se dice “confesaron” sus delitos, aunque CNN reporta que muchos de los asesinados por el régimen hasta el último momento se declararon inocentes, como fue el caso de los muchachos reclutados por las FPL en nuestro suelo y que el sicópata Mayo Sibrián colgaba de los pies y, siguiendo órdenes de un superior radiadas —“¡Dales! ¡Dales!”— los apaleaba hasta la muerte.

Esa suerte corrió una joven sicóloga de la UCA, Ethel Pocasangre Campos (“Crucita”), por la que nadie habla y exige justicia y que indoctrinada se unió a las FPL hasta encontrar la muerte… Al final fueron mil guerrilleros que tuvieron igual fin porque el fanatismo y la paranoia de sus jefes los llevaba a considararlos “infiltrados”.

Desde su captura a los trece años, Qureiris ha estado preso, acusado de grave atentado contra el Reino. Y en su encarcelamiento ha sufrido torturas y “confesado” sus delitos. Y basado en tales confesiones es que ahora enfrenta la pena de muerte, por participar en la marcha de protesta a los trece años.

Los saudíes hasta hace poco encausaban a niños de ocho años, pero recientemente la edad para ser procesados se elevó a doce. Y aunque en Inglaterra y Estados Unidos puedan procesar y condenar a un niños por asesinato, aunque tengan siete años, hacerlo por protestas públicas es impensable, al menos hasta ahora cuando detienen a niños hasta de tres años en la frontera con México.