Javier Cristiani dejó su ingenio y su sello en obras clave de la capital

Se le recuerda como un hombre reservado, pero muy sensible y humanitario, sin miedos ni prejuicios que le impidieran caminar como un ciudadano más en los senderos de esta tierra, como lo hacía periódicamente.

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Proleche fue fundada en 1976 y en la actualidad aglutina a 350 asociados, en su mayoría cooperativas de ganaderos de todo el país. Foto EDH / Archivo.

Por El Diario de Hoy

2019-06-17 5:00:54

Es terriblemente dolorosa la muerte de Javier Cristiani, notable arquitecto, diseñador y artífice de importantes obras de la capital, como el Parque Bicentenario, la Plaza del Salvador del Mundo, remozamiento de espacios públicos y otros proyectos en beneficio de la comunidad.

Gran padre de familia e hijo del expresidente Alfredo Cristiani y doña Margarita de Cristiani, Javier fue un creativo concejal de la Alcaldía de San Salvador en el periodo que presidió Norman Quijano. Se le recuerda como un hombre reservado, pero muy sensible y humanitario, sin miedos ni prejuicios que le impidieran caminar como un ciudadano más en los senderos de esta tierra, como lo hacía periódicamente.

El exalcalde Quijano reseña que Javier fue un visionario que no buscaba simplemente que la Plaza del Salvador del Mundo, símbolo de nuestra nacionalidad, fuera una plaza más, sino el epicentro o punto de encuentro de los salvadoreños, como Cibeles en Madrid o el Ángel en México. En silencio, como se hacen las grandes obras, el arquitecto Cristiani también impulsó la construcción de bóvedas en la capital, para protección de centenares de familias.

En el plano profesional, Javier Cristiani se destacó como diseñador y fabricante de muebles, por lo cual ganó premios en exposiciones internacionales. Sus muebles eran de diseño contemporáneo, en madera, fibra de vidrio, acero y otros materiales, de acuerdo con su uso y sus formas, para compaginar con el estilo de vida y gusto de los compradores.

El mueble hermoso, en ocasiones un objeto de gran lujo y ostentación, está inherentemente ligado a la civilización occidental, yendo más allá de los reclinatorios con almohadones o los simples utilitarios de los japoneses y orientales.

Javier supo interpretar los gustos y necesidades de nuestra sociedad, de marcar el paso hacia lo utilitario pero asimismo elegante y con su propia belleza.

Pero más allá de eso, como persona era un ejemplo para muchos jóvenes al cuidar su salud y ser un atleta consumado que no dudaba de salir en su bicicleta, con mucha naturalidad, a disfrutar de nuestro país que él tanto amaba.

Debemos cuidar a nuestros jóvenes, niños y familias en estos caminos de Dios

El deceso de Javier Cristiani nos deja importantes lecciones sobre cómo debemos cuidar a nuestros jóvenes, niños y toda persona que se desplaza en las calles en medios de transporte básicos como las bicicletas o a pie.

Siempre debemos estar atentos a nuestros niños que van en bicicletas, patinetas o salen detrás de pelotas o perros, quienes prácticamente no tienen defensa ante vehículos pesados, los que se cruzan altos, los borrachos y aprendices.
Debemos fomentar el respeto de los conductores hacia estas personas, pero también hacia los ancianos, embarazadas y todo individuo limitado físicamente, así como a los animales.

En nuestras manos está construir un El Salvador más humano, más seguro, más solidario, como Javier estará deseando y nosotros debemos procurarlo como un homenaje en su memoria. Cada día son numerosas las noticias de ciclistas y motociclistas embestidos por vehículos pesados, algo que ya debe cesar.

Esa es una de las grandes tareas que afronta el nuevo gobierno y quienes estarán al frente de las instituciones que regulan el tránsito en caminos, calles y carreteras: asesorarse para poner orden y cuidar la seguridad de todos.

Acompañamos en su gran dolor a la esposa del arquitecto Javier Cristiani, doña Lucía; a sus padres, don Alfredo y doña Margarita, y demás miembros de la familia Cristiani, y rogamos al Creador que conforte sus corazones.