La Batalla de Lepanto, “la más alta ocasión que vieron los siglos”

La Batalla de Lepanto fue una operación en la que nuevas estrategias, nuevo armamento y nuevos navíos —esto último un desarrollo secreto de los venecianos— se impusieron por un ejército y una flota, la de los turcos, numéricamente mayor pero con menor movilidad y mal capitaneada.

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Béisbol en Cuba. AFP

Por El Diario de Hoy

2021-10-20 8:10:25

"La más alta ocasión que vieron los siglos”, en palabras del príncipe de los ingenios, Miguel de Cervantes, comenzó a tomar forma hace quinientos años, hasta que se libró la Batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571 entre la flota turca y la cristiana, lo que acabó con las incursiones de los sarracenos en el Mediterráneo.

En una segunda ocasión, cuando los turcos bajo el mando del gran visir Kara Mustafá asediaron Viena en 1683, Europa estuvo de nuevo en grave peligro, pero gracias a un ataque por sorpresa al flanco turco por el Rey de Polonia, Juan III Sobieski, en apoyo al rey Leopoldo I, el asedio terminó, los turcos huyeron en desbandada y su comandante fue decapitado al llegar a Estambul.

La Batalla de Lepanto fue una operación en la que nuevas estrategias, nuevo armamento y nuevos navíos —esto último un desarrollo secreto de los venecianos— se impusieron por un ejército y una flota, la de los turcos, numéricamente mayor pero con menor movilidad y mal capitaneada.

Fue un ejército relativamente liviano bajo el mando de Alejandro Nevski, más tarde santificado, quien venció en un lago helado a la hermandad teutona, que con el peso de sus armaduras rompieron el hielo y se ahogaron.

Desde remotos tiempos los ejércitos más ligeros y rápidos tienden a imponerse sobre enemigos más lentos, con mayor peso. Esa fue la causa de la derrota de la armada de Antonio y Cleopatra frente a la flota de Octavio, que al hacerse con el poder en Roma se convirtió en el padre de su pueblo, pasando a la historia con el calificativo de “el buen Augusto” como Dante lo recuerda en la Divina Comedia.

Al buen Agusto —lo que debe siempre tenerse en mente— lo mató su mujer con unos higos envenenados, lo cual fundamenta la inveterada costumbre de los tiranos y reyes de hacer que su comida la prueben primero otros...

La humillación de Don Juan de Austria al Imperio Otomano

Tres grandes batallas han salvado a Europa de caer bajo el dominio e imposición de potencias asiáticas como fueron los persas, derrotados por Alejandro en la batalla de Issos; la de Salamina en el año 480 antes de Cristo, cuando los griegos bajo el mando de Temístocles y otros generales vencieron a una gran flota persa, a lo que se agrega la batalla de Lepanto y el asedio de Viena.

Desde hacía siglos los sarracenos eran una amenaza sobre Europa, merodeando en el Mediterráneo, saqueando, acarreando con mujeres y niños para convertirlos en esclavos... matando, incendiando...

Muchas ciudades en las costas europeas se fortificaron para resistir tales agresiones, siendo de los casos más pintorescos las cinco ciudades sobre el mar Tirreno construidas en lo alto de acantilados y las que solo eran accesibles con poleas. Los piratas sarracenos no podían ni asediarlas ni asaltarlas...

Una razón similar dio origen a Venecia, “la Perla del Adriático”. Para escapar las bandas bárbaras que invadieron a Europa a partir del Siglo Quinto, las poblaciones del Véneto se refugiaron en los pantanos donde más tarde, sobre pilotes de madres, edificaron lo que es una de las urbes más bellas del mundo, uno de los principales atractivos turísticos de todos los tiempos.

Venecia se convirtió en la principal potencia marítima de su tiempo. Fueron su poderosa flota y sus armamentos lo que decidió la Batalla de Lepanto, aunque hubo otras armadas, todas bajo el mando de Don Juan de Austria, lo que puso fin a las incursiones de los turcos en el Mediterráneo.