Una ley represiva decreta China contra Hong Kong

“Hay un tropel de potros sobre la pampa inmensa. ¿Es Pan que se incorpora? No: es un hombre que piensa...” (Rubén Darío a José Santos Chocano)

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Científicas manipulan muestras en un laboratorio del Instituto Gorgas (Icges) en la ciudad de Panamá, el 25 de mayo de 2020. Foto/AFP

Por El Diario de Hoy

2020-05-25 8:41:07

Personas que piensan, grupos sociales que piensan, pueblos donde hay muchísima gente que piensa… es lo que ha movido a la dictadura comunista de China a presentar un proyecto de “Seguridad Nacional” para amordazar a la juventud de Hong Kong, a los residentes, a los que hayan tomado refugio en el enclave.
El proyecto, una aberración en todos los sentidos, enarbola la figura de “la seguridad nacional” como pretexto, pese a que el pequeño territorio de Hong Kong no resistiría ni cinco minutos una agresión de China, que el mundo tendría que tragarse sin más recurso que emitir airadas protestas y tomar más de alguna represalia comercial.
El decreto viola los acuerdos firmados por China Continental con Reino Unido sobre garantías a las libertades y derechos de Hong Kong, incluyendo la libertad de expresión, de tránsito, de reunión, propias tanto de las democracias como de toda sociedad que se rige por un Orden de Leyes.
Hong Kong está protegido por convenciones internacionales sobre libertad de expresión, libertad de las personas, el derecho a ser juzgado de acuerdo con leyes escritas y de acuerdo con el debido proceso (“due process of law”) y recursos de protección a la libertad e integridad personal como el “habeas corpus”.
Pero ninguna de estas garantías existe, como lo demuestra la censura y persecución al médico que alertó sobre el coronavirus y que, con ello, posibilitó contener la pandemia, una censura que le ha costado la vida a centenares de miles de personas y que está precipitando al mundo a una depresión de alcances impredecibles.
En 2010 el Premio Nobel de la Paz fue conferido a un disidente chino que lleva diez años encarcelado, Liu Xiaobo, como el ruso Boris Pasternak fue galardonado en 1958 con el Premio Nobel de Literatura por su Doctor Zhivago, premio al que en ese momento fue forzado a renunciar por el estalinismo y que solo varios años más tarde pudo recibir en Estocolmo.
Las dictaduras son como fieras voraces que más y más reclaman víctimas, como los jóvenes y doncellas que, según la leyenda, los helenos tenían que pagar al minotauro de Creta, un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro que se alimentaba con carne humana.

“Por si las moscas” es mejor para la gente andar muy confesada y comulgada

Las dictaduras más y más van deslizándose, como lo dice un estimado articulista, en la persecución, acoso y amenazas a sus opositores, hasta que ordenan su captura, como la narcodictadura venezolana metió en la cárcel a Leopoldo López y vejaba en toda forma a su esposa cuando iba a visitarlo.
Militares opositores a la narcodictadura liberaron a López, desde entonces refugiado con su familia en la embajada de España en Caracas…
Como escribió un colaborador de este Diario, a medida que una dictadura va deslizándose en la barbarie, meter preso a cualquiera, sobre todo por el delito de Lesa Majestad, no caer de rodillas cuando el ungido por los dioses pasa en su caravana rodeado de gorilas, sus dioses desde luego, puede ser pasaporte a la cárcel.
Y nadie, agrega, sabe si no le tocara a él, como ningún negocio o producción en este martirizado suelo sabe si no va a llegar orden de cierre “porque así me da la gana”…