Murió Arturo Armando Molina, el presidente de las grandes obras

Molina se hacía ver por todas partes” con su modalidad de “gobierno móvil”, yendo de un lado a otro del país en su helicóptero Aluette. Se presentaba en ministerios, dependencias públicas, institutos para constatar que los responsables ya estaban en su labor

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Abdelkarim Hassan en partido de la Copa Oro 2021 ante Honduras. Foto: AFP

Por El Diario de Hoy

2021-07-20 9:33:29

Arturo Armando Molina, uno de los más connotados presidentes de la historia de El Salvador, murió este lunes en California, donde residió desde que dejó la presidencia, para en tal forma, decía, dejar el campo abierto a las nuevas generaciones.
Su muerte ha entristecido grandemente a quienes tuvimos el privilegio de tratarlo, de ser sus amigos. Era cordial, ameno, ingenioso, uno de los presidentes más inteligentes y realistas que ha tenido nuestro país, un hombre muy sensato que mantuvo siempre los pies en la tierra, que en ningún momento perdió la cabeza por el cargo que ostentaba.
El coronel Molina realizó o impulsó obras de gran importancia para el país como el Centro de Gobierno, el inicio de los trabajos del Cerrón Grande, el Aeropuerto Internacional, su programa de “una escuela por día” que consistió en renovar centros escolares y construir nuevos, ente ellos el Instituto Nacional Francisco Menéndez y mejoró la red vial.
Durante su mandato se celebró el concurso de Miss Universo en que resultó elegida la finlandesa Anne Pohtamo y tuvo destacada participación la salvadoreña Carmen Elena Figueroa, que más recientemente llegó a ser diputada en la Asamblea Legislativa.
Arturo Armando vivió en California desde que dejó la presidencia, llevando la vida de una persona de clase media, como lo atestiguan quienes lo visitaron en esos años, desmintiendo la noción de que los presidentes siempre se enriquecen, lo que no fue el caso de ninguno de los exmandatarios militares —Molina, Fidel Sánchez Hernández, Oscar Osorio (que en sus últimos años dependería en buena parte de la ayuda de sus amigos), incluyendo a José María Lemus antes de salir al exilio al pretender reelegirse.
La robadera vino después del golpe de Estado de 1979, lo que llevó a las Juntas de Gobierno, a los militares ladrones, la destrucción de la agricultura y todo lo que hemos presenciado hasta culminar con la corrupción que quinquenio tras quinquenio nos lleva hasta el día de hoy; hemos ido de peor en peor.
Amigos que lo conocieron relatan que Molina no era insensible a los abusos cometidos en su gestión, al punto de reconocer durante una reunión que uno de sus mayores errores fue intervenir la Universidad Nacional.

Fue Arturo Armando miembro de un linaje militar que él supo engrandecer

Desde el primer día de su mandato el presidente Molina se hacía ver por todas partes” con su modalidad de “gobierno móvil”, yendo de un lado a otro del país en su helicóptero Alouette. Molina se presentaba en ministerios, dependencias públicas, institutos para constatar que los responsables ya estaban en su labor, puntualidad que duró durante todo su mandato hasta que fue rápidamente desvaneciéndose. Lo que se hace en el país, decía, se hace mejor si se vigila cuando son obras y desarrollos de importancia.
Su gran capacidad se mostró al ganar, en un curso de Estado Mayor en México, el sable al participante más sobresaliente, sobrepasando a sus compañeros mexicanos.
A nosotros nos llena de orgullo el hecho de que Arturo Armando, antes y durante su presidencia, como él nos lo dijo muchas veces, llamara a doña Mercedes de Altamirano para analizar con ella opciones a las distintas alternativas que se le presentaran en el ejercicio de su alto cargo, un acercamiento que le llevó, casi hasta el final de su vida, a recordar con mensajes el día del natalicio de ella.
Que en paz descanse nuestro sabio y gran amigo, un hombre nacido en el seno de una familia de larga trayectoria castrense que dio gran lustre a su linaje.