Hay que mostrar a los jóvenes la dura vida de las cárceles

Hasta que no se entiende lo que implica la vida en las cárceles, en cárceles aquí o inclusive países del primer mundo, muchos adolescentes y adultos actúan como si ellos están inmunes, que pueden siempre evadir capturas, perpetrar delitos sin padecer consecuencias.

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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se da la mano con el fiscal general William Barr durante un evento en la Casa Blanca. Foto/AFP

Por El Diario de Hoy

2019-08-27 6:15:49

En fotografías y videos el público conoce parte de la realidad de las cárceles del país, siendo particularmente estremecedoras las imágenes de los corredores a ambos lados de las celdas: siempre hay brazos que se mueven, lo usual en las penitenciarias de todo el mundo, tras los cuales rostros tatuados y en la mayoría de casos duros y siniestros, esconden personales tragedias.

En algunas ciudades de Estados Unidos estudiantes de secundaria son llevados a conocer las prisiones, hasta dándose casos en que se han producido altercados entre los reclusos y ellos, que por lógica no pasan a más.

Pero nunca un joven que haya tenido tal experiencia cayó en malas conductas…
Hasta que no se entiende lo que implica la vida en las cárceles, en cárceles aquí o inclusive países del primer mundo, muchos adolescentes y adultos actúan como si ellos están inmunes, que pueden siempre evadir capturas, perpetrar delitos sin padecer consecuencias.

Esto lo vemos todo el tiempo: estafan, se involucran en narcotráfico, secuestran, asesinan… existe la posibilidad de que crean ser inmunes como el financiero Epstein o los involucrados en una red de estafadores que acaba de desmantelarse y en la que participaban tanto afroestadounidenses y nigerianos.

Los principales de la red cayeron, en parte debido a los testimonios de las personas estafadas, incluyendo una japonesa que enamoraba un inexistente individuo…

Como se ha dado el caso con feminicidas en nuestro país, que pese a sus intentos para borrar evidencias, caen por errores cometidos.

Se dice proverbialmente de que “no hay crimen perfecto”, como en las novelas policiales, como también los astutos detectives se preguntan “¿quién o quiénes se beneficiaron con el asesinato?”

Videos y pláticas sobre las realidades de las cárceles, aquí y en el resto del globo, tendrían que formar parte de los programas de estudio. Inclusive la experiencia de que alumnos escogidos al azar sean encerrados en un cuarto por un corto periodo de tiempo, como a muchos niños los obligan sus padres a estar en un rincón un rato, que a ellos les parece interminable.

Las personas adultas honestas fueron los niños aleccionados

Obviamente hay que comenzar por revisar la ley Lepina, una colección de disparates que tanto daño ha causado a nuestros niños y jóvenes, pues inclusive ya un par de ocurrentes diputadas propusieron que a los padres “que violan los derechos de los niños” los encarcelen.

¿Quién cuidaría a la familia y a esos mismos niños si meten presos a sus padres y madres por hincar en maicillo a criaturas muy mal portadas?

¿Cuántos y cuántas de nuestros lectores y audiencias deben su disciplina y buenas costumbres a tales experiencias?

Pues como ya lo ilustramos con una reproducción de un vaso griego de hace dos mil quinientos años, Afrodita, la mitológica diosa del amor, con un chancletazo puso en orden a su pequeño Eros.

La clase de disciplina que no se aplicó a los niños que luego se convirtieron en el azote de sus semejantes, comenzando por el mayor sicópata de todos, el estrangulador de Boston náhuatl.
Dijo Marco Aurelio, uno de los grandes emperadores romanos, que se debe ser recto, “no enderezado”. Pero los hombres y mujeres rectas, honestas, son los que sus padres supieron enderezar cuando niños y niñas.