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Los hacinamientos conducen a propagar enfermedades

El carcelero mayor, registrado ya en la lista Engel, debe de pensar que puede colmar las celdas y hacer lo que quiera adentro, y si hay brotes, nada saldrá a la superficie, pero olvida que los celadores, los médicos y paramédicos, empleados administrativos y otros sí pueden salir y llevar consigo cualquier virus para diseminarlo.

Por El Diario de Hoy |

El grave riesgo de que un hacinamiento genere graves contagios de enfermedades, provocando un serio problema de salud a una comunidad o un país, siempre está presente, como sucedió en los años que antecedieron la edad contemporánea: la suciedad, las aglomeraciones humanas en barriadas, la insuficiencia de retretes que permitieran evacuar aguas negras, fueron la causa de las recurrentes plagas del Medioevo europeo, plagas contra las cuales la única solución era pasear imágenes de santos en las plazas.


En agradecimiento por librarlos de la peste (que más bien se debía a los anticuerpos que el organismo generaba llevando a una cierta “inmunidad de rebaño”) ciudades y regiones paseaban por las plazas publicas imágenes de la Virgen María o del santo del lugar, lo que dio lugar a levantar el templo “de la Salute” en Venecia, frente a la Plaza de San Marcos al final del Gran Canal, así como la columna dedicada a María en la Marien Platz de Múnich.


Pero llevar en hombros imágenes religiosas, lo que simplemente no puede ser, no soluciona los contagios que están latentes en toda prisión con muy deficientes facilidades sanitarias, donde un retrete da servicio a decenas de personas y que prácticamente casi nunca se lava.


Una fuerte e incontrolable propagación del covid es más que probable, pero no la única amenaza: enfermedades muy contagiosas como el sarampión, la tuberculosis, la meningitis, neumonía, influenza… todo eso puede conducir a una epidemia interna, a una inesperada mortandad, a lo que se agrega que las soldadescas que manejan las cárceles no solo se niegan a llevar medicinas a detenidos sino que con las pisoteadas que propinan les debilitan cuerpo y mente, los vuelven mucho más vulnerables de lo que por sí sean.


No puede menos que tomarse como una horrible burla tanto a los detenidos como a sus familiares decirles que no entregan las medicinas “pues aquí en la cárcel hay médicos y servicios de salud”.


Las personas precavidas y que cuenten con los recursos para ello se hacen vacunar cada otoño (septiembre, octubre e inicios de noviembre) contra las nuevas cepas de la influenza que se presenten, lo que les protege por un año.
Pero en las cárceles los detenidos no solo quedan a la deriva, sino que deben soportar la terrible pestilencia de hasta 70 reos en una sola celda, como atestiguan ex-reclusos a través de las páginas de El Diario de Hoy…


Muchos de los reos deben dormir a la par de los retretes y compartir la fetidez de la celda saturada de personas, humores y microbios, así como los maltratos que ya cobraron las vidas de 52 reos en el régimen de excepción o estado de sitio.


El carcelero mayor, registrado ya en la lista Engel, debe de pensar que puede colmar el precario sistema con más de 80,000 reos y hacer lo que quiera adentro, y si hay brotes, nada saldrá a la superficie, pero olvida que los celadores, los médicos y paramédicos, empleados administrativos y otros sí pueden salir y llevar consigo cualquier virus para diseminarlo.


Lo que aquí sucede está siendo milimétricamente monitoreado por organizaciones internacionales, lo que obviamente incluye entidades que cuidan la salud mundial, pues males graves que aquejan una región, como en el caso del Ébola, son una amenaza para el resto de naciones, sobre todo las de menor ingreso.


¿Qué opciones tiene un detenido para combatir sus dolencias?


El desastre sanitario venezolano ha sacado de los baúles de la historia males como el sarampión, muy contagioso, temiéndose además que enfermedades ya desaparecidas como la fiebre amarilla y la parálisis infantil vuelvan a ser una grave amenaza para grupos humanos que no cuentan con los recursos suficientes para combatirlas…


En nuestro país el lamentable estado en que se encuentran los servicios de salud y la necesidad de dar prioridad a enfermedades infecciosas han provocado el descuido de males como el cáncer, diabetes, problemas renales, como lo viene señalando el distinguido médico doctor Ricardo Lara, lo que lleva a una muy válida interrogante: ¿Cuáles son las opciones de un detenido que sufra de un cáncer, diabetes, meningitis, males renales….?

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Hacinamiento Carcelario Opinión

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