Averiguar lo que potencias enemigas hacían antes de iniciar ataques fue, a lo largo de la historia, el gran desafío de todo reino, lo que era resuelto enviando jinetes de avanzada a reconocer el terreno, sobornando oficiales enemigos, buscando el apoyo de pequeñas comunidades entrampadas entre dos fuerzas.
Se dio un caso memorable en estas historias: un traidor de un ejército que enfrentaba Roma fue a proponer al general romano, el “Dux”, que podía envenenar al jefe de sus fuerzas, lo que no solo fue rechazado, sino que encadenaron al individuo y lo enviaron al rival, lo que tuvo como resultado que ambas partes pactaron la paz.
Durante la guerra franco-prusiana, la que tuvo como consecuencia el destronamiento de Napoleón III, el espionaje se hacía con globos inflados, desde los cuales se podía observar los movimientos de las tropas enemigas.
(Por cierto, Napoleón III fue un visionario al encargar al Barón Haussman reordenar París, convirtiendo una ciudad literalmente desordenada y llena de tugurios en lo que es en la actualidad, la “Ciudad Luz”, una de las urbes más hermosas del mundo, la más señorial. Haussman no sólo inventó los anillos periféricos y dotó a la ciudad de los grandes bulevares, sino que para financiar las obras prácticamente inventó las bolsas financieras, que recogían los ahorros de miles de personas para sustentar esos rentables proyectos. París irradia grandes bulevares, como lo es el Arco de Triunfo que conmemora las victorias de Napoleón I; uno de esos bulevares lleva el nombre de Haussman…).
Durante la Primera Guerra Mundial el espionaje se hacía desde los primeros aviones construidos, piloteados por una sola persona que era a la vez artillero, lo que obligó a sincronizar sus ametralladoras con el movimiento de las hélices.
Llevar la cuenta de los aparatos destruidos era la forma de categorizar a los héroes de la guerra en el aire. El famoso “Red Baron” alemán, Manfred Von Richthofen, sigue siendo conmemorado en la aviación tedesca; como piloto de guerra inició su vida Antoine de Saint- Exupery, autor de El Principito y de varios clásicos de la literatura francesa, casado con la salvadoreña Consuelo Suncín, antes esposa del eminente escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, cuyas crónicas le abrieron paso en los círculos literarios franceses.
“Dicho sea de paso”, lo que más temían esos primeros aviadores era caer en barreno, cuando la nave se volvía incontrolable y se precipitaba a tierra a una muerte segura.
Pero un piloto, que iba hacia abajo a la muerte segura dispuso acelerar para morir más rápidamente, pero al hacerlo la nave se enderezó… su decisión salvó muchas vidas de pilotos a partir de entonces.
Satélites o drones revisan los campos de batalla
El tiempo sigue su marcha… el reconocimiento de las posiciones enemigas se hizo luego desde vuelos a gran altura, como lo ilustró la revista LIFE en unas fotos hechas desde un avión que volaba a gran altura sobre Italia, donde se podía distinguir a un paseante con su perro, ninguno de los cuales se percató de que desde la altura los filmaban.
En la actualidad lo que sucede en un campo enemigo se capta desde satélites que giran alrededor de la Tierra o utilizando drones, algunos tan pequeños que caben en la palma de la mano. Fue así como antes de que el criminal de guerra y envenenador Putin lanzara su “operación especial” sobre Ucrania, que hace seis meses anticipó duraría dos semanas, los satélites detectaron la formación de un grupo militar en la frontera con Ucrania….