La furia de Erdogan por una caricatura ha sido rechazada por Francia

Como todo dictador, Erdogan impone sus caprichos a rajatabla, como ya está sucediendo en El Salvador con el mesiánico Bukele, que también ya amenazó con fusilar a quienes lo contradigan.

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La zona alta de la colonia Escalón, así como las faldas del cerro de San Jacinto son de alto riesgo. Foto Alcaldía de San Salvador

Por El Diario de Hoy

2020-11-02 3:55:50

El déspota turco, Erdogan, reaccionó con furia e insultos a una caricatura publicada por el semanario satírico francés Charlie Hebdo, ultrajes que han sido rechazados por el gobierno francés.
Charlie Hebdo fue blanco de un atentado en 2015, cuando terroristas islámicos entraron en las oficinas de la publicación y asesinaron a tiros a 12 personas e hirieron a 11, al grito de “Al-lahu-àkbar” (“Alá es el más grande”).
Al impresentable Erdogan en la caricatura lo exhiben al lado de una mujer con velos a quien con la mano levanta la ropa por detrás… En las democracias occidentales como en el mundo civilizado, publicar caricaturas de presidentes, políticos, figuras públicas, famosos, hasta del común de la gente es no solo normal, sino necesario, importante, pues se expresan en unos cuantos trazos ideas y hechos que seria mas complejo exponer por escrito o fotografías.
Erdogan es un cruel déspota que destruyó la tradición democrática de casi un siglo fundada por el gran patricio turco Ataturk.
Ataturk abolió las indumentarias árabes, sustituyó la escritura árabe por el alfabeto latino y, en muchos sentidos, incorporó su patria a la modernidad.
Cuando se produjo una fallida rebelión militar en su contra, el primer impulso de Erdogan fue querer fusilar a los sublevados, pero la Unión Europea le advirtió que de hacerlo Turquía iba a ser retirada de toda organización europea de mutua asistencia.
Como todo dictador, Erdogan impone sus caprichos a rajatabla, como ya está sucediendo en El Salvador con el mesiánico Bukele, que también ya amenazó con fusilar a quienes lo contradigan.
Las caricaturas del presidente Trump son parte de la crítica a muchas de sus posturas, como igualmente las caricaturas de sus opositores.
Pero la furia desquiciada de Erdogan ya ha tenido indirectas consecuencias: tres señoras fueron asesinadas en la catedral de Niza por un marroquí enloquecido, lo que se suma a la decapitación de un maestro en París, que enseñaba a sus alumnos elementos básicos de la razón frente a los fanatismos. Una de las señoras víctimas de Niza, antes de morir, expresó el profundo amor por sus hijos, una conmovedora despedida.
Las agresiones con armas blancas, pistolas, bombas de desquiciados, en su gran mayoría nacionales del Medio Oriente y del norte de África, incluyendo lo más execrable: la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York, facetas de la ciega intolerancia de enloquecidos a las posturas de otros.

“El precio de la libertad es la vigilancia eterna…”

El agregado a lo que sucede en el Medio Oriente y naciones como Pakistán, Afganistán y parte de Indonesia es relegar a la mujer a una condición inferior al hombre, que va desde ser “semi-liberadas” hasta esclavizadas; en Afganistán una mujer violada corre riesgo de ser lapidada por infidelidad; en Egipto el dictador general El Sisi está revirtiendo una previa ola de liberalización femenina, encarcelando a vedettes por contrariar “el modo de vida” del Egipto, sea lo que deba entenderse por ello, más recordando las costumbres muy sueltas en el periodo faraónico y en la época de los Tolomeos, cuya más renombrada figura fue Cleopatra.
Las caricaturas, al igual que escritos satíricos, son parte del esfuerzo de personas y sociedades para frenar desafueros y actitudes que van contra el sentido común, la racionalidad, el bienestar general. Son los “whistle blowers”, los clarinazos que alertan de un peligro, como el graznido de unos gansos despertó a los romanos ante un ataque inminente.
“El precio de la libertad es la vigilancia eterna…”, el férreo compromiso de los hombres de buena voluntad.