Estragos en Biblioteca y hospitales por falta de mantenimiento

Sólo hay que ver las cascadas que cayeron el sábado en el interior del hospital de San Miguel, poniendo en peligro a al menos seis internos en cuidados intensivos y anegando otras áreas clave

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El salvadoreño José Santiago Rovira Ponce murió ahogado en el río Bravo en México. Fotos: Cortesía

Por El Diario de Hoy

2019-05-28 10:02:02

No es válido creer o proponerse meter mano en los presupuestos públicos de un país para reasignar partidas, lo que fue precisamente uno de los artificios tanto de Funes, acusado del saqueo de 351 millones de dólares del Estado, como de sus sucesores para llenar sus propias apetencias y objetivos.

Al hacerlo, generaron graves problemas y perjudicaron esenciales servicios de salud, educación, mantenimiento de caminos y carreteras, además de las instalaciones de hospitales, donde no funcionan lavanderías, ascensores, ambulancias, los aire acondicionados en los quirófanos…

Sólo hay que ver las cascadas que cayeron el sábado en el interior del hospital de San Miguel, poniendo en peligro a al menos seis internos en cuidados intensivos y anegando otras áreas clave, porque las canaletas estaban tapadas. Lo mismo ha ocurrido en otros hospitales públicos y del Seguro Social y la Biblioteca Nacional, donde no les quisieron dar cien dólares para por lo menos comprar plásticos para proteger los libros y la hemeroteca.

El mantenimiento de instalaciones, equipos, estructuras tanto tangibles como intangibles son conceptos que no encuentran lugar en la mentalidad de los socialistas del Siglo XXI, como tampoco en el horizonte de un común de la gente.

Mantenimiento, renovación, reinvención, por el contrario, son parte fundamental del quehacer de los productores de cualquier naturaleza, pues saben que para subsistir tienen que ser competitivos.
El ordenado y transparente manejo de presupuestos públicos es un deber de todo funcionario, por ser además uno de los contrapesos esenciales a los abusos de poder.

Pero los salvadoreños casi se quedan sin servicio de agua porque ANDA dijo que no tenía para pagarle a las distribuidoras de electricidad, lo cual se resolvió parcialmente asignándole 7.6 millones de dólares del presupuesto general. Es decir, se erogaron fondos públicos para cancelar una deuda que la institución debía saldar con los dineros que le pagan los salvadoreños, porque si no, les corta el suministro de agua. La Fiscalía debe investigar adónde, entonces, ha ido a parar el dinero que ingresa a la institución.

“El Estado”, todos nosotros, pagamos por los incompetentes

Cada nueva propuesta que partidos políticos, la Legislatura, el Ejecutivo y grupos sociales y personas hagan, debe aclarar “cómo se pagará el almuerzo” que plantean, pues dejar las sugerencias o demandas en un limbo, o colocar la carga a “el Estado” no soluciona nada y además suma a la confusión general.

Hay que escarmentar en cuerpo ajeno, en este caso la mayoría de países europeos agobiados con enormes deudas causadas por legislaturas, presidencias y grupos de fuerza que decretan beneficios a una diversidad de sectores, que todos resultan pagando y por lo mismo reducen el bienestar también de todos.

La bella Italia está, como gobierno, prácticamente en quiebra, como Grecia a causa de los dinerales que su régimen socialista, manejado por un simpático superdemagogo Tsipras, anduvo repartiendo a diestro y siniestro, lo que está afectando la capacidad del país para importar medicinas y bienes esenciales.

Ni Francia ni España se escapan aunque su situación no es así de extrema.

Los alemanes han demostrado ser los más hábiles en no caer en el torbellino, principalmente porque su principal cometido económico es mantener el poder adquisitivo de la moneda, lo que fijó como política fundamental el exministro de Economía y Canciller Ludwig Erhard.