Un fallo apegado al milímetro de la ley da un golpe a centenares de miles de tepesianos

Los “tepesianos” comparten iguales principios y similares valores a los estadounidenses de hoy, en su inmensa mayoría son cristianos, van los domingos a iglesias, se esfuerzan por integrarse en sus comunidades, no son indeseables de los que hay que salir a como dé lugar.

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Diputados de Nuevas Ideas durante la plenaria de aprobación del Bitcoin. Foto EDH / Jessica Orellana

Por El Diario de Hoy

2021-06-08 8:02:13

La Corte Suprema de Estados Unidos ha dado un golpe aniquilador a los tepesianos que esperaban regularizar su situación migratoria: no pueden optar a la residencia quienes entraron ilegalmente al país porque violaron leyes de la Nación, no así quienes entraron con una visa y se acogieron al programa TPS.
Estados Unidos es una nación construida sobre la base de la inmigración y hace unos meses en el New York Times un analista señalaba que sin esa inmigración el crecimiento económico del país iba a sufrir, pues hacían falta brazos, gente con deseos de progresar, personas que en muchos casos han formado familias, con hijos nacidos en esa tierra, que pagan impuestos y no reciben subsidios pero que contribuyen al bienestar general.
Muchos temen que la decisión dará inicio a pogromos, a perseguir familias, a separar a hijos de sus padres como sucedió bajo Trump. Al día de hoy muchos de nosotros —pues son imágenes desgarradoras— recuerdan a una muchachita, nacida en Estados Unidos, que llora con amargura pues su padre, un indocumentado, por vez primera en mucho tiempo no pasó a recogerla a la salida de la escuela porque fue detenido en su trabajo.
El fallo fue una respuesta a la gestión de una familia salvadoreña tepesiana que buscaba precisamente acceder a otro estatus de legalidad.
Una frase latina, una joya de la sabiduría jurídica de la antigua Roma, dice que cuando la aplicación de una ley se lleva a sus extremos, puede causar mayores injusticias que las que quiso corregir.
En este caso, el legalismo al extremo, apegarse a la ley en su sentido milimétricamente formal, marca un precedente y genera incertidumbre de qué sucederá cuando se venzan los programas del TPS, como el correspondiente a El Salvador, que se ha venido renovando desde 2001.
La inscripción poética en la base de la Estatua de la Libertad en Liberty Island, cerca del puerto de Nueva York, dice: “Enviadme a estos, los desamparados, sacudidos por las tempestades a mí...¡Yo elevo mi faro detrás de la puerta dorada!”.
En el siglo XIX se dieron estos hechos:
—centenares de miles de irlandeses escaparon de la terrible hambruna causada por la plaga de la papa;
—millones de italianos y particularmente del sur, napolitanos y sicilianos, huyeron de la miseria hacia la tierra que ofrecía abundancia a quienes trabajaran y se ganaran honradamente su pan;
—los escoceses no se quedaron atrás. Uno de ellos, el joven Andrew Carnegie, llegó sin un centavo para con el tiempo y gracias a su extraordinaria inteligencia, labrar la más grande fortuna en términos relativos, en la historia de la nación. Carnegie financió, como una forma de reconocer la oportunidad que tuvo, la fundación de bibliotecas públicas en ciudades y comunidades, una forma de fomentar el saber y la cultura.

La gran nación fue hecha desde sus cimientos por inmigrantes provenientes de todo el mundo

Por similares causas, escapar hambre, millones de alemanes, rusos, polacos, chinos, japoneses inmigraron a “América” como también a Argentina, Brasil...
Los “tepesianos” comparten iguales principios y similares valores a los estadounidenses de hoy: en su inmensa mayoría son cristianos (católicos y protestantes), dan gracias en la mesa y van los domingos a iglesias, se esfuerzan por integrarse en sus comunidades y trabajar honradamente, no son indeseables de los que hay que salir a como dé lugar.
Una inmigrante y ahora congresista destacada es Norma Torres...