Prohibida la música, la TV, el color, la alegría y la sensatez en Afganistán

La principal víctima de estas sectas son las mujeres, a las que se niega educación, se les trata a latigazos cuando se manifiestan, están forzadas a cubrirse de pies a cabeza, no pueden ir a un mercado a menos que las acompañe un varón de su familia...

descripción de la imagen

Por El Diario de Hoy

2021-10-14 8:12:39

Prohibida la música, el arte, el periodismo, el cine, los videos... en Afganistán bajo los talibanes todo es sombrío, demencial, sin colorido.
Los pintores están siendo obligados a borrar murales, destruir sus lienzos, hundirse en el infierno gris y absolutamente estéril de una superstición que pretende ser religión pero que es cruda barbarie, ignominia.
En su momento Max Lieberman, un pintor judío que vivía a un lado de la Puerta de Brandenburgo, externó una famosa frase al ver desfilar tropas nazis bajo sus narices: “No puedo tragar tanto como quisiera vomitar”... las palabras pertinentes en alemán son “fresen” y “kotzen”, el nombre apropiado a la ignominia que fue el episodio Hitler, un caso que asemeja el populismo de Trump en Estados Unidos, que pretende presentarse como candidato en el 2024.
Para un pintor, borrar lo que ha creado es el equivalente a dar muerte a un hijo suyo, como sucedió bajo los nazis a Emil Nolde, considerando el alma, la inspiración, el análisis, la visión que tomó cuerpo.
Es lo que mueve a los monstruos que han caído sobre el país y que pretenden hundirlo en una imaginaria sociedad de hace mil quinientos años, lo que les expone a recibir fuertes sanciones DIPLOMÁTICAS de parte de Estados Unidos, una amenaza que debe de estar causando risotadas tanto en Afganistán como en Pakistán...
Pero no todo marcha como los enloquecidos talibanes quisieran.
Una fuerte sombra sobre ellos es el llamado Estado Islámico (Daesh, por su acrónimo en árabe), los dementes que destruyeron las ruinas de Palmira, la tumba de Jonás y han arrasado gran parte de Siria, provocando una ola de refugiados que desestabiliza a Europa y regiones aledañas.
El ISIS ha perpetrado varios ataques contra los talibanes, con muertos de ambos lados, lo que en cierta forma no conmueve a nadie, dada la estela de violencia y destrucción que han dejado a su paso.
Los talibanes pretenden chantajear a Occidente amenazando con provocar olas de migrantes.
Todo eso amenaza al mundo, como lo comprueba un ataque mortal contra siete personas en Oslo, por un noruego que había sido “convertido” al Islam y que no encontró mejor forma de estrenarse que matando a personas, de la misma forma que cada cierto tiempo sucede en Francia, en Bélgica, en Estados Unidos, por doquier, como fue el asesinato de varios redactores de la revista satírica francesa Charlie Hebdo y la decapitación de un profesor también francés por uno de sus alumnos.
Los rusos recurrentemente son atacados por chechenos, la provincia musulmana en medio de Rusia...

Las víctimas principales en esos infiernos son las mujeres y los que piensan

La principal víctima de estas sectas son las mujeres, a las que se niega educación, se les trata a latigazos cuando se manifiestan, están forzadas a cubrirse de pies a cabeza, no pueden ir a un mercado a menos que las acompañe un varón de su familia...
Literalmente se les trata como seres de bajo nivel, como fueron los “intocables” en la India hasta que se abolió el sistema de castas.
La desgracia de Afganistán es consecuencia del derrocamiento del Sha de Irán, propiciado por Jimmy Carter y que permitió instalarse en el poder a una partida de enloquecidos ayatolas, individuos que marcaron la pausa para toda esa gran región, ya que el Sha era el poder que mantenía a raya los extremismos.
Malala, la joven herida en el rostro por los talibanes, que logró escapar y ha recibido el premio Nobel de la Paz (galardón que le dieron a Carter, por esos desvaríos del parlamento noruego) pide al mundo que ayuden a redimir a la mujer en esas sociedades corroídas por supersticiones...