Ni un centavo de la asistencia de Estados Unidos a Centro- América irá a los presidentes de dichos países, debido a sus cleptosinvergüenzadas, al hábito que tienen de embolsarse presupuestos, una maña en que brillan con especial luz el dictadorzuelo hondureño y el aspirante a dictador salvadoreño.
No ha llegado mayo y Hacienda ya está echándole el ojo a los fondos de pensiones, los ahorros de los trabajadores, con el objetivo de “dar liquidez” al cleptodesgobierno, dinero para pagar la deuda que ha acumulado con la venta de letes y los préstamos, según anticipan economistas y políticos.
De efectuarse el asalto, los trabajadores salvadoreños enfrentarían una vejez de total miseria, sin ingresos de ninguna clase, con el agravante de que los servicios asistenciales están en la “vil calle” debido al saqueo sufrido a manos del cleptodesgobierno, que tomó más de treinta millones de dólares de los fondos de los cotizantes del Seguro Social para, en teoría, equipar el autodenominado “Hospital El Salvador”, un centro que ningún periodista u observador independiente ha visitado, pero cuyo costo real es muy por debajo de la imprecisa cifra de “treinta o cuarenta millones” que el régimen alega se gastó en equiparlo.
Lo que falta en este cuadro es que intenten caer encima de las cuentas bancarias y hasta que se salgan del dólar para imprimir, no colones, sino “bukeles”, una moneda que en pocos meses valdrá menos que el papel en que se imprime, como pasó durante la híper-híper-híper-inflación alemana de finales de la Década de los Treinta, una catástrofe económica que abrió el camino a Hitler y el horror de esos años, incluyendo el Holocausto, una espantosa realidad que los musulmanes alegan “nunca sucedió”.
En Bolivia, durante su hiperinflación, el dinero dejó de contarse y se pesaba, como en Nicaragua al inicio del “sandinismo”, cuando un dólar llegó a valer doscientos cincuenta millones de córdobas.
El país con la mayor tasa de inflación en la actualidad, “moneda basura”, es Venezuela, el gran desastre sanitario, calamidad en todos los campos imaginables.
Los presidentitos estos, metidos en sus búnkeres, “sacan la lengua” al Coloso del Norte
Por ahora el cleptodesgobierno se ha embolsado los fondos del FODES; Hacienda dice que “no hay ley que le obligue a pagar el FODES, pese a tres hechos decisivos:
—el primero, que la Asamblea aprobó fondos para el FODES y deben pagarse por ley;
—lo segundo, que la Sala de lo Constitucional resolvió que el cleptodesgobierno debe pagar “de inmediato” el FODES, fallo que Hacienda no cumple;
—lo tercero, que la ley clara y explícitamente dice que Hacienda tiene la obligación de pagar el FODES: la ley establece que se debe transferir a las municipalidades el 10% de los ingresos corrientes netos de manera mensual.
Los alcaldes han advertido que los funcionarios de Hacienda se exponen a ser procesados por delitos tales como incumplimiento de deberes, actos arbitrarios y desobediencia y recibir penas de hasta seis años de cárcel e inhabilitación para ocupar cargos públicos.
La regla que sigue el desgobierno es “nadie nos obliga, nosotros no debemos a nadie obediencia sino únicamente a su divina majestad, de donde emanan las directrices para regir esta finca suya que se llama El Salvador”.
Embrollo es embrollo; por una parte los Estados Unidos y desde la salida de Trump del poder no está nada contento con lo que sucede en Centro-América, mientras por la otra los picarazos de los presidentes están en sus búnkeres desafiando, “sacándoles la lengua”...