Es trágico que pese a sus buenas posturas y programas, Trump generara tantos antagonismos

“Para progresar, debemos dejar de tratar a nuestros oponentes como enemigos” Joe Biden, Presidente electo de EE.UU.

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Las lluvias se esperan en las próximas horas. Foto referencia / Yessica Hompanera

Por El Diario de Hoy

2020-11-08 4:53:56

No fue Biden quien derrotó a Donald Trump sino que Trump se derrotó a sí mismo, pese a muchos de sus importantes logros, como ha sido alcanzar la autosuficiencia de Estados Unidos en energéticos, propiciar reducciones de impuestos, eliminar inútil burocracia y reducir regulaciones impuestas en su mayor parte por su antecesor Barack Obama.
Trump se esforzó por proteger monumentos nacionales frente al vandalismo, por conservar el legado histórico de la nación, impedir que se reescribiera falsificando realidades.
Por desafortuna, su prepotencia, sus insultaderas, sus contradicciones, su xenofobia y su racismo, al igual que sus cambiantes posturas sobre la pandemia, fueron la causa de que Trump se derrotara a sí mismo, dando el triunfo a su rival demócrata Joe Biden, quien debe recoger esa experiencia para su desempeño como Presidente de Estados Unidos.
Biden ya ofreció esforzarse para unificar al país, por tender puentes de entendimiento a los cerca de 70 millones que votaron a favor de Trump, además de revisar actos y confrontaciones innecesarias, como la guerra comercial contra China que, para algunos, provocó el ataque de la pandemia, la guerra viriológica contra el mundo.
El tuiter fue uno de los demonios que arrastró a Trump al infierno de la derrota, pues abrió la puerta a malos impulsos, a gritar antes de pensar, a despedir a ministros e importantes figuras con un tuit, lo que es una terrible descortesía.
Un estadista siempre “gobierna para todos”, procura la convivencia y reducir antagonismos, media entre adversarios, papel que con acierto desempeñan los monarcas de Europa y en particular el Rey de España, que llama a opositores, los sienta a su lado y se esfuerza para lograr entendimientos, que es lo que desafortunadamente para EE.UU. y el mundo no ha hecho Trump, empeñado en “este macho es mi mula”, en no dar su brazo a torcer, en insultar y descalificar.

¡Qué tiempos, qué costumbres! Debemos protegernos de las trolecracias y las tentaciones dictatoriales

En connivencia con el cleptodesgobernante de un país “cuyo nombre no quiero recordar”, Trump había proyectado una expulsión masiva de salvadoreños y centroamericanos a sus países de origen, naciones que a causa de la pandemia están con sus economías muy debilitadas, sufren de la violencia pandillera, apenas logran sostener a los grupos que han perdido sus trabajos y se encuentran muy afectados por catástrofes naturales como el huracán Eta.
A cambio del apoyo a su pretendida, anhelada dictadura, el cleptodesgobernante usó a los tepesianos salvadoreños como moneda de cambio, nombrando inclusive a una embajadora en Washington para que se encargara de hacer el trabajo sucio, traicionar a los connacionales que allá trabajan, pagan impuestos, tienen familias.
Pero Joe Biden, como dijo la exembajadora de Estados Unidos en El Salvador, Maricarmen Aponte, “no está para apoyar dictaduras”.
El presidente electo Biden ofrece esforzarse para eliminar o al menos reducir las causas que provocan la inmigración de centroamericanos a los Estados Unidos, pues, como dijo la embajadora Maricarmen Aponte en una entrevista que para privilegio nuestro nos concedió, “los muros no detienen” a quienes escapan de tristes situaciones.
“O Tempora, O Mores, qué tiempos y qué costumbres”, sentenció Cicerón en la primera catilinaria… a estos tiempos nos tenemos que adaptar, más ahora que en nuestro suelo se insulta, agrede, descalifica vía Tweeter, el arma de la trolecracia del momento…