En cosa de días, fanáticos talibanes se volvieron a tomar Afganistán

Ese antiguo país, otrora escenario de cuentos y fantasías, se ha hundido en el mismo infierno de total intolerancia, descomunales estupideces, en el que cayó a finales de los años 90 ante la indiferencia del mundo. Esperemos que la historia no se repita...

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Jennifer López y Alex Rodríguez en el estreno mundial de "Second Act" el 12 de diciembre de 2018 en la ciudad de Nueva York. Foto/ AFP

Por El Diario de Hoy

2021-08-15 7:54:54

El abandono de Afganistán por las tropas estadounidenses, una decisión gestada por Trump y que mancha la presidencia de Joe Biden, ha llevado a que ese país caiga en poder de bandas de enloquecidos, que en cuestión de días tomaron Kabul y han iniciado matanzas de civiles y de personas que para ellos “colaboraron” con las fuerzas que sostenían al débil régimen aliado de Estados Unidos.
A las mujeres que conducen vehículos sin ir en compañía de un hombre de su familia les decomisan el auto y será cuestión de semanas que todas sean obligadas a vestir burkas y no salir de sus casas solas.
La prohibición a la mujer de conducir vehículos y estar forzadas a taparse de pies a cabeza ha sido revertida en Saudí Arabia por el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, que intenta en tal forma escapar del Medioevo, de lo que puede haberse justificado hace mil cuatrocientos años pero que es totalmente incongruente con el mundo de las comunicaciones instantáneas y los viajes al espacio.
Los talibanes siguen siendo presa de la infernal superstición que afecta la mayor parte del Medio Oriente, pariendo regímenes como el iraní, otra teocracia instalada en el poder por Jimmy “derechos humanos” Carter, un Estado que patrocina bandas terroristas que operan en muchos países y regiones.
Un loco hace cientos, dice un viejo proverbio, quedando por verse los efectos que la caída de Afganistán tendrá sobre sus vecinos inmediatos, especialmente Pakistán, de por sí en poder de radicales que han llegado a condenar a muerte a personas acusadas de “blasfemia”, una falta en nuestros irreverentes países pero nada que conduzca a excesos, fuera de los que perpetran poblaciones musulmanas asentadas en Europa.
Cuando una joven francesa de dieciséis años se burló de las creencias de las comunidades musulmanas en Francia, de inmediato fue amenazada por la mitad de los musulmanes en el país, mientras la otra mitad se abstuvo.
En Francia, dijo el presidente Macron, todas las religiones son toleradas al igual que también se toleran las críticas hacia ellas, pero el Estado francés castiga severamente los ataques a personas y entidades, como fue el degollamiento de un maestro por un alumno musulmán, o el ataque a las oficinas del semanario humorístico Charlie Hebdo, que causó 12 muertos, ataque perpetrado por enloquecidos islámicos.

Las teocracias del Medio Oriente son ciegas ante los cambios del mundo

Lo acontecido en Afganistán es tan grave como la persecución de los nazis contra los judíos, todos crímenes de lesa humanidad, satánicos, con la diferencia de que Hitler no atentó contra la mujer en sí, ni contra sus connacionales que mantuvieron un perfil bajo durante esos años de demencia. La mujer es la principal víctima de los regímenes teocráticos del Medio Oriente, que buscan dominarla o esclavizarla, un hecho que no parece despertar la debida indignación entre los movimientos feministas de Occidente. En nuestras sociedades no siempre se prohíbe a la mujer llevar los velos que denotan su condición de “persona de segunda clase”, fuera de Suiza, que ha prohibido que las mujeres de una secta vistan lo que no es usual entre el resto de la población.
La mayoría de hoteles en Europa no permite que sus huéspedes vistan distinto de otros visitantes, aunque en Inglaterra es frecuente ver a los taxistas que siguen con sus pijamas en el trabajo.
Afganistán se ha hundido en el mismo infierno de total intolerancia, descomunales estupideces en el que cayó a finales de los años 90 ante la indiferencia del mundo. La comunidad internacional veía entonces sin inmutarse cómo un antiguo país escenario de cuentos y fantasía, golpeado por la guerra contra los soviéticos, se reducía a un gigantesco calabozo hasta que desde allí se apoyó y refugió a terroristas que golpearon a Estados Unidos y al mundo. Esperemos que la historia no se repita...