Formar zonas especiales de desarrollo, que ocuparían más de la décima parte de nuestra pequeña nación —a la que por algo llaman “el Pulgarcito de América”— y además explotar los recursos marinos frente a nuestras costas, es el seductor proyecto con el cual el aspirante a dictador se libraría de la influencia y los regañitos del Gran Hermano del Norte.
El llamado proyecto de Zonas Económicas Especiales (ZEE) fue acordado por el régimen efemelenista con China en 2018 y todo parece indicar que seguirá con el presente; aún no ha presentado una nueva iniciativa de ley para ejecutar ese plan, pero varias de esas ideas están atomizadas en “proyectos de inversión” como un aeropuerto en la zona oriental -propuesto desde el inicio de la presidencia actual-, así como la operación del Puerto de La Unión, un parque de diversiones paralelo al malecón del Puerto de La Libertad y el Estadio Nacional que, según anunció, se construirá en los predios de la Escuela Militar.
El equivalente a los “espejitos” con los que españoles seducían a los indios americanos para hacerse con su oro son ahora los estadios y obras similares, en la actualidad lugares para contagiar a miles de covid...
Pero... como ha ocurrido en la ciudad de Prato en La Bella Italia, los trabajadores, administradores, empacadores, etcétera, todo el personal será chino, fuera de algunos intérpretes... hasta que haya chinos que aprendan bien el italiano y asuman esa tarea.
Aquí, en nuestro suelo, los que se encargan de las obras son chinos aunque el ingrato trabajo de demoler estructuras que están en perfecto estado ha recaído sobre los hombros de salvadoreños, que al finalizar sus específicas labores son echados a la calle sin indemnizarlos, como ellos mismos han denunciado, lo que también, para vergüenza nacional, perpetra el alcalde y los diputados de “nuevas ideas”, todo funcionario ligado al régimen.
Adivine el adivinador ¿quiénes operarán los barcos que exploten las riquezas marinas, su tripulación, sus buzos, los encargados de mantenimiento (la perenne labor en todo navío)?
Muy simple: serán chinos y toda esa riqueza, el gas que encuentren, la pesca, las aletas de los tiburones (¡un exquisito manjar!) se llevará, no al gran mercado de La Tiendona, sino a China.
Lo mismo va a suceder en las empresas, manufacturas, ensambladoras, lo que sea, en la zona de desarrollo especial: como en Prato, serán chinos los operarios, los intérpretes, los administradores. Y lo que allí se fabrique se venderá a Estados Unidos aprovechando el Tratado de Libre Comercio, pero las ganancias... esas irán directo a las empresas chinas.
Los que sí llegaron para compartir conocimientos y generar empleos
Hace muchos años también se fundaron en nuestro país, por firmas estadounidenses, empresas para fabricar componentes electrónicos y maquilas, pero fuera de directivos o ejecutivos de alto nivel, el personal era salvadoreño.
La empresa que más destacó fue la Texas Instruments, que adiestró a ingenieros salvadoreños que al día de hoy son líderes en sus campos.
Al lado de “la Texas” —así la conocía la gente— se formó una área especial de desarrollo, San Bartolo, que muy pronto fue llenándose de empresas de apoyo o fabricantes de componentes en el exterior, tanto en Centro-América como en Estados Unidos, como sucede con las exitosas farmacéuticas salvadoreñas y perdura en la zona de Opico, donde maquiladoras estadounidenses, con personal salvadoreño al que promueven según el mérito, constituyen el personal.
Una joven que entró como operaria del nivel principiante, es ahora la gerente...