Se incendió la antigua Catedral de Nantes y sospechan mano criminal

La humanidad entera es rehén en estos momentos de grupos extremistas, pero también de movimientos racistas, antisemitas, de quienes quieren reescribir la historia.

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El hecho sucedió en el cantón Guascota en San Lorenzo de Ahuachapán. Foto EDH/ Referencia

Por El Diario de Hoy

2020-07-20 7:50:22

La Catedral de Nantes, en Francia, una hermosa edificación construida en 1434 en su forma actual y completada en 1891 (¡457 años de obras!), se incendió el viernes.
De estilo gótico, el templo fue construido en el emplazamiento de la anterior catedral románica.
Esta obra maestra de la arquitectura francesa, dedicada a la memoria de San Pedro y San Pablo, marca puentes entre la Edad Media y el Renacimiento.
El fuego no fue controlado sino después de tres horas e intensos esfuerzos de un centenar de bomberos, que determinaron que hubo tres puntos donde comenzaron las llamas, entre ellos el gran órgano que databa de 1621. Hubo un sospechoso detenido, un sacristán, pero fue liberado horas después.
No era la primera vez que la Catedral era pasto de las llamas: el 28 de enero de 1972 el fuego arrasó parte del techo, de lo cual fue restaurada en los siguientes tres años.
Autoridades sospechan que el último siniestro, al igual que el que destruyó gran parte de la Catedral de Nuestra Señora de París, por todas las señales es resultado de actos criminales y no descartan que tenga que ver con la ofensiva yihadista contra Occidente y contra los pueblos que no profesan sus creencias.
De hecho, páginas yihadistas en internet hablan del siniestro y dicen que “fue provocado”. Cuando ardió la Catedral de Notre Dame, en París, el año anterior, grupos terroristas celebraron y lo presentaron como “un castigo de Alá”.
La humanidad entera es rehén en estos momentos de grupos extremistas, pero también de movimientos racistas, antisemitas, de quienes quieren reescribir la historia.
Se llega al caso de algunos grupos inclusive pretenden que a las nuevas generaciones de afroamericanos o afroingleses les compensen con dinero por lo que sus antepasados esclavos sufrieron, aunque saben que fueron tribus y etnias africanas las que realizaban las “razzias” contra otros grupos en África para venderlos a los traficantes europeos como esclavos.
Los esclavos fueron la mano de obra en los tiempos en que el capitalismo no había podido desarrollar la maquinaria que reemplazara el brazo del hombre; los egipcios se valieron de esclavos —los hebreos lo fueron 400 años en Egipto— para edificar las pirámides.
Se dice que la excepción en este cuadro fueron los romanos, que reclutaban mano de obra en las provincias adyacentes, les pagaban por su labor y con ese dinero los esclavos podían liberarse.
En cuanto a los inmigrantes provenientes de fuera del Imperio, les permitían convertirse en soldados y, al final de su servicio, ser ciudadanos.
Los gladiadores, que eran esclavos, por lo general un botín de guerra, tenían dueño, luchaban en los estadios (como el Coliseo de Roma y otros similares en todo el Imperio) pero no morían como en las películas, pues si un esclavo mataba a otro, el dueño del homicida tenía que compensar al dueño del muerto.
Echar cristianos a los leones fue otro asunto, horrible desde luego, pero se olvida un hecho muy revelador: más cristianos murieron en la primera batalla entre dos ejércitos cristianos, que los que murieron en todas las persecuciones de emperadores, ¡de Nerón a Diocleciano!
A partir de ese momento las carnicerías entre cristianos son la constante en Europa. Cuando en 1212 se realizó una cruzada de niños para liberar a Jerusalén de los sarracenos, la mayoría no logró ir muy lejos, pues venecianos y bizantinos, entre otros, los vendieron como esclavos.

Se intenta reescribir la historia, pero no se habla de las modernas esclavitudes

Los pobres seres que eran vendidos no iban necesariamente a estar mejor en sus tierras de origen, pues al día de hoy grupos violentos y demenciales pueden llegar a exterminar a otros, como en Ruanda con los hutus contra los tutsis en 1994.
El Boko Haram secuestra a jovencitas y perpetra atrocidades, como hace tres décadas Bokassa (autoproclamado emperador del Imperio Centroafricano) tenía carne humana en sus frigoríficos, Moise Tschombe se comió el hígado de Patricio Lumumba, emancipador del Congo. Actualmente se venden esclavos en Libia, mientras las personas que se emplean como domésticas con familias árabes en algunos reinos y sultanatos prácticamente quedan en esa condición.

En varios países hay “sweatshops”, que la gente de bien rechaza y donde los inmigrantes no pueden salir, como sucede con las pobres europeas que caen en manos de mafias en México y el sur de Estados Unidos… La mujer en el Medio Oriente es casi una esclava del hombre, que la obliga a cubrirse desde su cabeza hasta los pies…