Es claro que arrestados en las redadas eran gente trabajadora

Los inmigrantes pasan por sus niños a las escuelas, como lo registra la desgarradora foto que publicamos de una muchachita cuyo padre fue capturado, dejándola de golpe casi en el abandono. Ninguno de los que andan en esa cacería humana querrá lo mismo para sus hijos...

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Las visas temporales permitirán que salvadoreños puedan desempeñarse en tareas agrícolas en EE.UU. Foto EDH / Tomás Guevara

Por El Diario de Hoy

2019-08-11 11:05:36

Las redadas contra inmigrantes en Estados Unidos se llevan a cabo en fábricas, restaurantes, hoteles, estaciones de servicio y comercios, lo que comprueba un hecho: los inmigrantes contribuyen con su labor a la creación de riqueza, pagan impuestos, son personas ordenadas y decentes.

—no fueron arrestados en billares ni vendiendo droga;
—tampoco en bares ni prostíbulos;
—no son capturados como vagos en esquinas, como muchos estadounidenses en incontables barriadas;
Los inmigrantes pasan por sus niños a las escuelas, como lo registra la desgarradora foto que publicamos de una muchachita cuyo padre fue capturado, dejándola de golpe casi en el abandono.
Ninguno de los que andan en esa cacería humana querrá lo mismo para sus hijos.

Al igual que un padre nunca olvida a los hijos que haya perdido, los niños nunca se reponen de ser separados de sus padres.

Los hispanos no son las únicas víctimas de tal persecución. Hace pocos días se publicó el drama de un sirio que había vivido desde niño en Estados Unidos, que fue deportado de golpe y murió de un infarto a causa de ello.

El caso más doloroso en los últimos días es el de una señora, Vilma Vásquez, a quien se informa que deportaron sin contemplaciones pese a que sus cinco hijos nacieron en Estados Unidos, incluyendo un pequeño de dos años. Ella intentó volver pero no resistió el viaje y murió en el desierto de Laredo, Texas. Sus cinco muchachitos quedan sin su madre bajo el cuidado de su padre, que tuvo frases muy duras contra la implacable xenofobia que ha hecho presa de la nación.

Hay que ir tras la causa de la reciente emigración hacia Estados Unidos para comprender lo que está sucediendo. Lo hemos ya dicho en estas páginas pero es del caso recordarlo.

Hasta los Años Setenta los salvadoreños que emigraban eran relativamente pocos, principalmente para reunirse con sus familias previamente asentadas allá, para estudiar, para casarse.

Las cosas comenzaron a cambiar desde que se fomentaron desde el exterior movimientos sindicales violentos, los que luego fueron el espinazo de las facciones rojas, unificadas en la Habana por Fidel Castro.

Se dio un golpe de Estado para instalar una junta de corte izquierdista, que impuso una “reforma agraria” que empobreció el agro y propició la manipulación de ordenadores para llevar al poder al duartismo.

Después de la “ofensiva final”, en 1989, los grupos guerrilleros fueron prácticamente desvaneciéndose. Al bajar de los montes, días después de ser barridos por el Ejército, saquearon tres supermercados por hambrientos.

Allí habría finalizado la tragedia, de no ser porque El Salvador, al igual que Honduras y Guatemala, fue forzado a pactar con la guerrilla, que no abandonó su agenda de odio, violencia y desestabilización, lo que inició todo el deterioro social y económico que ha provocado mucha pobreza, el detonante de la inmigración hacia el Norte.

La inmigración ilegal no es lo mejor para un país, pero es peor la xenofobia

La inmigración ilegal no es lo mejor para ningún país, pero muchísimo más grave que esa inmigración de gente de trabajo es la xenofobia, pues de inmediato comienza a carcomer la convivencia en toda sociedad.
Lo estamos presenciando actualmente: blancos contra negros, antisemitismo, acusaciones de sexismo, violencia que crece día a día, nuevos conflictos con aliados de siempre, guerras comerciales sin sentido, descalificación de opositores, demagogia, linchamientos en efigie por lo que se dice o escribe, asesinatos…

El masacrador de El Paso, en Texas, declaró que su intención era matar mexicanos, “que nos están invadiendo…”.